jueves, 21 de abril de 2016

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Y PUERTO RICO


LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Y PUERTO RICO.
VOCACION DE LIBERTAD: UN RELATO SOBRE ETICA Y MORAL SOCIAL DE LOS PUERTORRIQUEÑOS
Presentación del libro de José A. Ortiz Carrión con Teresita Torres Rivera1

Carmelo Delgado Cintrón2

La guerra antifascista de España marcó positivamente a una generación. Y, unió en un común anhelo a millones de seres humanos por encima de la diversidad de ideas políticas o creencias religiosas.”
Dolores Ibarruri


Adelanto que el libro que presentamos cumple a cabalidad con los requerimientos de rigurosidad, minuciosidad, y objetividad necesarios en una obra del calibre de esta que tiene proyección y escrutinio internacional. Mas todavía cuando desarrolla el tema histórico de los Voluntarios de la libertad, es decir puertorriqueños que viajaron a España o estaban en la Península Ibérica y se inscribieron como Milicianos o miembros de las Brigadas Internacionales para combatir en el campo de batalla a favor de la República Española. La obra trata sobre la Guerra Civil Española en Puerto Rico, este evento bélico en España, las Brigadas Internacionales y sus complejos contextos. Sin embargo creo que esta obra tiene otra tangencia o dimensión. Lo planteo de entrada, que es además, una de las más serias y rigurosas aportaciones, recientes, a los estudios de la puertorriqueñidad, de la historia contemporánea de nuestra patria y de las ideologías. Pero además tiene para mí, otra dimensión, de singular importancia. Esta obra, Los Voluntarios de la Libertad, es una contribución sustantiva e indispensable al entendimiento y comprensión de la urdimbre de lo que es verdaderamente ser puertorriqueño o puertorriqueña, de nuestra esencia nacional. Nos demuestra el libro, según lo leemos y estudiamos, que los puertorriqueños conjugamos en nosotros mismos como raza tres vertientes que nos dan sentido; raza por supuesto--en sentido martiano y albizuista--, tres vertientes como son la puertorriqueña, la antillana y latino-americana, nuestro orbe secular. Como tal, por los desempeños narrados por Ortiz Carrión y Torres Rivera somos poseedores los puertorriqueños de las virtudes, ideales, características y elementos necesarios que nos constituye en una nacionalidad recia, valiente y combatiente cuando de nuestros ideales se trata. Somos aptos para ejercer y disfrutar de la libertad y la búsqueda de la soberanía, así como de la defensa de ideales que consideramos caros a nuestro corazón. Si lo demostramos en aquellas calendas de 1936 en adelante, cruzando el proceloso mar y luchando cuerpo a cuerpo contra los enemigos de una lejana republica española defendiendo la democracia en aquel país, demostrando solidaridad desinteresada, como no vamos a combatir por nuestra patria, aunque medien semejantes condiciones. Veremos más adelante que desde el seno de nuestra tierra querida salen hijos para defender la patria y afirmarla como lo hicimos respaldando la libertad y el ideal republicano en los campos de batallas españoles.
La guerra civil española y las Brigadas Internacionales han ejercido siempre una atracción inconmensurable sobre todos los estudiosos de todos los tiempos, así lo ha afirmado Claudia Honefeld, en su ensayo titulado: "Brigadistas alemanes, biografías entre la represión y la resistencia",3 al decir que: “…han sido y continúan siendo temas apasionantes y polémicos.” La vigencia de ambos temas como áreas de investigación historiográfica en numerosos países es seguida y plausible y la bibliografía es cada vez más abundante y de calidad. La participación de las Brigadas Internacionales durante la guerra civil concitó en su momento histórico, en el res gestae, controversias y polémicas en España, especialmente en el bando faccioso o llamado nacional donde los historiadores del régimen franquista sostuvieron teorías e interpretaciones peregrinas y descabelladas dirigidas por supuesto a reafirmar el nacional-catolicismo imperante y desacreditar las Brigadas Internacionales, desde 1939 hasta 1975, cuando finaliza oficialmente el régimen franquista. Aún hoy un gran sector conservador español y participante del post-franquismo critican sutilmente y de forma subrepticia, pero acremente, a los héroes de las brigadas internacionales.
Así mismo la epopeya que escribieron los brigadistas internacionales levantó interés y entusiasmo en las naciones originarias de estos combatientes de la libertad, donde se generaron fructíferas discusiones e interesantes debates que han aclarado el papel de las Brigadas, del rol desempeñado por estos combatientes de la libertad, infusos de bellos ideales, como son la libertad, la solidaridad, la hermandad, el internacionalismo, la democracia y la Independencia de los hombres y de los pueblos. Los nuevos estudios---como el de Ortiz Carrión y Torres Rivera---superan y están por encima de las matizaciones producto de los eventos de la dudosa e insidiosa historiografía conservadora y de resabios fascistas de la España franquista, y que incluso llega hasta nuestro tiempo al encontrar acomodo en una obra de 2011 auspiciada por la Real Academia de la Historia, me refiero al Diccionario Biográfico Español. La obra que presentamos, Los Voluntarios de la Libertad tampoco está influenciada o afectada por los procesos post bélicos de la segunda guerra mundial y de la guerra fría.
Ciertamente las siete décadas que han transcurrido desde aquella gesta de los brigadistas han depurado los acontecimientos, permitido nuevas perspectivas y enfoques científicos, y un entendimiento novedoso y propio, como el que siguen estos dos autores puertorriqueños y que se encuentran también presentes en libros y artículos de otros investigadores extranjeros de nuestra contemporaneidad. La moderna investigación de las realizaciones históricas de los brigadistas permite una composición y un relato basado en la coyuntura del uso de fuentes primarias y secundarias que antes no estaban disponibles para su escrutinio. Se han hecho accesibles Archivos y centros documentales de España y Rusia ---así como en otras naciones-- que antes no se podían consultar. La apertura y accesibilidad de archivos, fondos, bibliotecas, hemerotecas y testimonios hasta ahora vedados, no usados o desconocidos han encaminado las investigaciones por noveles derroteros y orientaciones avalados por dicha documentación que ahora está disponible. La explosión bibliográfica no se ha hecho esperar. No hay lugar a dudas que aquellos años de la fundamental y complicada década de los treinta fue y es uno de los grandes momentos de la humanidad. Es por ello que las nuevas generaciones de profesores, investigadores, estudiosos y aún científicos políticos e historiadores militares, se ocupan y están---ahora mismo---dedicándose a su búsqueda, investigación y estudio en esos centros, se preparan nuevas aportaciones. Entre las obras destacadas de esas nuevas generaciones historiográficas señalo el libro que comentamos, Voluntarios de la Libertad, que se publica este mismo año de 2015, paralelo a la aportación de Ortiz Carrión y Torres Rivera circulan otros libros sobre la misma temática de los Brigadistas de esas otras naciones.
Las profusas publicaciones que están ahora mismo disponibles, incluyendo este libro sobre los Brigadistas puertorriqueños que presentamos, ofrecen reinterpretaciones y escudriñan ángulos desconocidos que incrementan la comprensión de esta interesante temática, un examen del libro mencionado anteriormente lo demuestra. Los libros, las monografías, las recopilaciones de documentos y papeles con enjundiosas introducciones, las conferencias, y las compilaciones fotográficas se publican continuamente y su estudio nos abren nuevos derroteros. También son muy importantes las reuniones de estudiosos y estudiosas que se juntan en congresos internacionales sobre la Guerra Civil y las Brigadas Internacionales, donde se discuten y comparan disertaciones y escritos, se debaten ponencias enriqueciendo la materia. Antes, Puerto Rico estaba ausente de esas reuniones internacionales, pero desde que Ortiz Carrión y Torres Rivera se dedicaron a esta especialidad histórica, cuyos orígenes están en su tesis doctoral titulada: México en defensa de la República Española presentada en la Universidad Iberoamericana de México, en 2002 nuestra participación en la guerra civil tiene presencia. Desde entonces, se dedicaron los autores al acopio e investigación para el libro Voluntarios Puertorriqueños de la Libertad. Los autores acaban de regresar, hace escasamente una semana y media de Barcelona, donde estaban interviniendo en un congreso sobre la Guerra Civil y las Brigadas Internacionales. El Dr. José Alejandro Ortiz Carrión acaba de publicar un extenso ensayo sobre este tema en la obra colectiva titulada: "Las Brigadas Internacionales: nuevas perspectivas en la Historia de la Guerra Civil y el exilio", el titulo de cuya ponencia es "Los Voluntarios Puertorriqueños de la Libertad". Este enjundioso y vibrante ensayo está disponible en Internet. Muchas de estas reuniones internacionales y congresos se llevan a cabo en la Península Ibérica pudiéndose visitar los frentes de guerra, campos de batalla, trincheras, cuarteles, cárceles y prisiones y palpar allí, en toda su grandeza, inmensidad y dureza, el imperativo geográfico que rigieron esos combates, peleas y luchas y que costaron las vidas de jóvenes prometedores, muchos de ellos la flor y nata de sus naciones. Se ha tenido la oportunidad de honrar con monumentos y placas a los Brigadistas de distintos países para recuerdo imperecedero y agradecido de sus sacrificios por otra patria en cumplimiento de acendrados ideales.
Hasta recientemente Puerto Rico estaba ausente, a pesar de que tuvo una intervención destacada tanto en la guerra civil como en las Brigadas Internacionales y en aquellos hechos. El tema de la Guerra Civil y las Brigadas Internacionales permanecía ausente en la bibliografía puertorriqueña y se conocían datos fragmentados y nebulosos, pues no se había publicado libro, artículo o monografía científica alguna al respecto.
No es únicamente un hecho histórico, singular y destacado que Puerto Rico y una buena representación de puertorriqueños hayan participado en la Guerra Civil Española, en las Milicias libertarias y en las Brigadas Internacionales sino que también es de vital importancia que se conozca, que se sepa, que se estudie, en la Isla y en otros países nuestra participación. A ello se han dedicado Ortiz Carrión y Torres Rivera y la editorial que publica el libro: Ediciones Callejón. Es decir, a dar a conocer estos hechos y divulgar que los ideales de la libertad florecen y abundan en nuestra amada y dulce Patria y que los Brigadistas son ejemplo de ello. En la divulgación de esta gesta cosmopolita, integrada por diversas naciones, figuran también otros medios de comunicación y géneros literarios, además del libro pues no están ausentes los aportes cinematográficos, documentales de cine y televisión, las realizaciones literarias, el cuento, la novela y la poesía que también tiene su sitio para aquilatar y disfrutar estos hechos y proezas. Es que como he dicho, la Guerra Civil y las Brigadas Internacionales inspiran, y entusiasman y crean en nosotros interés en estudiarlas para conocerlas.
La investigación que demanda el estudio de las Brigadas Internacionales, las acciones de los hombres que las integraron y de las gestiones bélicas en que participaron requieren del estudioso e investigador interesado, diversas destrezas y conocimientos, para estudiar, analizar y situar correcta y adecuadamente esos duros, dolorosos, terribles, heroicos y en ocasiones sublimes hachos, sucesos y eventos. Así como saber colocarlos en el contexto adecuado. Acercarse a estos sucesos para relatarlos requiere también una buena dosis de generosidad, entusiasmo, curiosidad y vocación por la libertad, pues esas características abundaron entre los Brigadistas, es por ello que fueron a España sabiendo la magnitud del sacrificio y las terribles consecuencias. Quien no crea en la libertad o viva personalmente en libertad, se le hará muy difícil entender por que esos jóvenes puertorriqueños lo dejaron todo para ir a combatir con las armas en las manos a favor de una República extranjera y unas creencias que se debatían en las batallas distantes de la Península Ibérica. Fueron allá y ofrendaron lo mejor de si porque vivían genuinamente sus ideales y decidieron que su deber y su conciencia los compelía a ello.
Es la Guerra Civil y las Brigadas Internacionales, uno de los acontecimientos singulares, únicos y multidisciplinarios del siglo XX, que se proyecta en el tiempo y en los saberes, pues va más allá de lo bélico, de lo político, conmoviendo y afectando numerosas áreas, desde las ideologías hasta el arte, pasando por la música. Su proyección es internacional, o mejor, cosmopolita, pues no afectó únicamente a España, sino que también tiene fuertes ramificaciones internacionales como son los componentes personales, institucionales y nacionales, las interesantes vidas de los brigadistas, los partidos y los gobiernos europeos, estadounidense, latinoamericanos y caribeños, desde Chipre hasta La Habana, pasando por Nueva York. Ello hace objeto a las Brigadas Internacionales de abundantes estudios y análisis repito, de gran solvencia y variedad, por investigadores e investigadoras de diversos países. Ciertamente entre nosotros, los puertorriqueños siempre ha incitado, ambos temas, enorme interés, cuando ocurrieron los hechos, en aquella turbulenta década treintañera desenvolviéndose entre 1936 a 1939, en los lejanos y peligrosos escenarios de la guerra civil y después, la guerra mundial y la España franquista hasta nuestros días y así en el tiempo.
La guerra civil se convirtió en noticia y presencia en la prensa diaria, las revistas y los noticieros cinematográficos que publicaban numerosas noticias sobre las batallas del Ebro, del Jarama, Belchite, Sierra del Guadarrama y otras, desfilando en las crónicas los nombres de viejas poblaciones donde se combatía, municipios y pedanías como Salvadacañete, Ejulve, Navalperal, Brihuega entre otras. Verlos y conocerlos desde lejos no nos permite aquilatar en su gran magnitud y grandeza lo que ese acontecimiento significó y lo peligroso y catastrófico que fue, las palabras del narrador no pueden transmitir al lector su verdadero tenor. Y allí fue a donde desinteresadamente, libremente, por fidelidad a sus ideales políticos progresistas y liberales se desplazaron y concurrieron aquellos puertorriqueños. Es en esos campos de guerra donde dejaron su impronta los brigadistas internacionales muchas veces frente a fuerzas muy superiores y sanguinarias. A la búsqueda de una reconstrucción historiográfica lo más fiel a los hechos y para destacar la hombría de bien, valor y fidelidad a unas creencias éticas y su amor por la libertad de nuestros compatriotas que allí lucharon han dedicado sus inteligencias, sus conocimientos culturales, su entrenamiento y destrezas en la ciencia histórica, su entusiasmo y laboriosidad José Alejando Ortiz Carrión y Teresita Torres Rivera. Este tema es para dedicarse toda la vida y auguro a este libro Voluntarios de la Libertad, diversas ediciones aumentadas que nuevas fuentes permitirán ya que como se ha indicado siguen apareciendo combatientes borincanos y ampliándose la información de los ya historiados.
No olvidemos el enorme impacto que tuvo en la vida social y política puertorriqueña de aquella época, en San Juan y en diversos pueblos como Cabo Rojo, patria chica de los heroicos hermanos Jorge, Pablo y Víctor Carbonell; Yauco, del polifacético José Enamorado Cuesta; Corozal, del escritor y militante Emilio R. Delgado; Guayama, del heroico Carmelo Delgado Delgado; Bayamón, del humanitario José R. Ramos Mimoso; de San Juan, del combatiente Rubén Gotay; La Habana, del singular cubano-puertorriqueño Pablo de la Torriente Brau, para mencionar algunos de los setenta y tantos voluntarios de la libertad. Nueva York es capítulo aparte y bien tratado por los autores que son cuidadosos en contextualizar los hechos que fluyen continuamente. Nos ofrecen Ortiz Carrión y Torres Rivera el clima represivo y persecutorio, de un colonialismo grosero, abusador e indigno en que vivía Puerto Rico. Así mismo no olvidan que en San Juan se removían, desde el comienzo de la guerra civil, los grupos fascistas y derechistas que respaldaban al General Francisco Franco, tema bien tratado por los autores, aunque, el lector curioso interesa más detalles e información sobre el fascismo en nuestra sociedad y sus aláteres.
Los autores dedican parte de su obra a explicar la trama donde se desenvolvió la guerra civil española en Puerto Rico, pues no se entiende sin estas afirmaciones y sucesos. Son los nefastos años puertorriqueños de la gobernación del General Blanton Winship y su camarilla integrada por personajes nefastos como el Coronel Elisha F. Rigg, el Coronel Enrique de Orbeta, el Juez federal James Cooper, el Fiscal federal Aron. Cecyl Snyder. Es el momento donde las autoridades federales y sus acólitos criollos emprenden las persecuciones gubernamentales, judiciales y policíacas contra los nacionalistas, las actuaciones del licenciado Pedro Albizu Campos y el Partido Nacionalista Puertorriqueño, la mediocre y conservadora administración de la coalición republicana-socialista, las infames masacres como la de Río Piedras y la de Ponce y el injusto encarcelamiento de don Pedro, de Juan Antonio Corretjer y otros nacionalistas en juicio cuestionable en la Corte Federal. Ni como historiadores, sociólogos, juristas o científicos políticos podemos comprender a cabalidad, apreciar en toda su magnitud el horrendo y extendido clima de represión, acecho, discriminación, inseguridad, ilegalidades y persecuciones que por entonces sufrían los puertorriqueños Ese es el caldo de cultivo donde actúan los Brigadistas puertorriqueños.
El conocimiento y la comprensión de la guerra civil española requiere discernimientos que abarcan el siglo XIX y XX español y entender diversas áreas de la vida social y política donde se desenvuelve. También conocer la historia europea, norteamericana, latinoamericana y antillana, ya que afectó directamente a estas naciones. Y no sólo investigar este importante y terrible acontecimiento bélico, que constituyó la guerra civil en sí misma y específicamente las Brigadas Internacionales, sino también sus prolegómenos y su largo desenlace y finiquito. Saber que hoy, ahora mismo, aquellos ideales, que entonces se debatían, están vivos y actuantes en España y otros lugares como nuestra patria puertorriqueña, de diversas formas claro está. Uno de los magnos temas, más bien elemento que se disputa en estos destacados eventos es la libertad. La Libertad nunca podrá ser descartada y desmerecida pues siempre es bandera y divisa del ser humano, pues ya lo dijo don Quijote en inolvidables y conocidas palabras:
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres…
Estas palabras cervantinas sobre la libertad tienen en Puerto Rico significados distintos a otros países, pues estamos sometidos colectivamente a la subordinación y dominio de otro país, que nos conculca el ejercicio de ese preciado bien---la libertad--- e impide el ejercicio y desenvolvimiento del genio y las potencialidades de que son capaces los puertorriqueños.
Sabemos el mito o especie que los dominadores, sean quienes sean, y en nuestro caso y realidad, las autoridades e instituciones federales de los Estados Unidos con la ferviente ayuda sus acólitos criollos, los nativos colonizados, que abundan, y que continuamente predican y esparcen, de diferentes formas y medios, que el puertorriqueño es timorato, vago, dejado, mantenido y carente de ideales. La vida social y política puertorriqueña nos demuestra claramente que somos un pueblo y nación que es todo lo contrario a lo antes señalado. Las vidas y desempeños de numerosos puertorriqueños lo demuestran y lo divulgan. Este libro de Ortiz Carrión y Torres Rivera, Voluntarios de la Libertad, manifiesta claramente que nosotros somos como todos los pueblos de nuestra estirpe latino-americana y que abundan, entre nuestro pueblo, personas propensas a lo heroico y lo sacrificial, sustentando sus ideales y dispuestos a defender con todos los medios, inclusive con las armas en las manos nuestra libertad y nacionalidad.
Aquellos mas de setenta brigadistas tienen precedentes, como son Antonio Valero de Bernabé, Ramón Emeterio Betances, Eugenio María de Hostos, Segundo Ruiz Belvis, Rosendo Matienzo Cintrón, y José de Diego. Un claro ejemplo de los sucesores de los Voluntarios de la Libertad los tenemos en el grupo de borincanos dispuestos a luchar con las armas en las manos por Cuba de los que destacamos a Pachin Marín, Wenceslao Tomás Marín Shaw y el General Juan Ríus Rivera, en mujeres como María Mercedes Barbudo, Mariana Bracetti, Lola Rodríguez de Tió, Lolita Lebrón, Blanca Canales, Isabel Rosado, Isabel Gutiérrez del Arroyo, Doris Torresola, Juanita Ojeda, entre otras.
Los Voluntarios de la Libertad ofrendaron vida, libertad personal, afectos y esfuerzos para combatir en difíciles condiciones, por ideales en los que creyeron en su patria y en la Península Ibérica, en medio de una criminal guerra civil. En estos tiempos nuestros de relatividades, neo-colonialismo y colaboracionismo numerosos puertorriqueños demuestran la firmeza de sus ideales, su fibra moral y su amor por la libertad. Me permito mencionar algunos de recientes luchadoras y luchadores, que ya no están con nosotros, que son de la misma sustancia y de idénticos ideales, me refiero a Pedro Albizu Campos, Juan Antonio Corretjer, Blanca Canales, Gilberto Concepción de Gracia, Vicente Géigel Polanco, Juan Mari Bras, Nilita Vientos Gastón, Margot Arce de Vázquez, Luis Nieves Falcón, Lolita Lebrón, Filiberto Ojeda, para recordar algunos, continuadores de los voluntarios de la libertad. No podemos olvidar que ayer se celebró el aniversario número 65, de la insurrección nacionalista del 30 de octubre de 1950, la revolución del 1950, donde doña Blanca Canales proclamó en Jayuya la segunda República, ocurrió el ataque armado al Palacio de Santa Catalina, residencia del gobernador Luis Muñoz Marín y el ataque armado a la Casa Blair, residencia del presidente Harry S. Truman, donde participaron don Griselio Torresola que murió y don Oscar Collazo que fue herido de gravedad. Los aviones de combate de la Guardia Nacional bombardearon los pueblos del centro de la Isla. Y efectivos militares de Estados Unidos, la policía y la Guardia Nacional ocuparon esos municipios.
La República Española se establece bajo difíciles condiciones políticas, económicas e ideológicas. Son los últimos años de la decadente y corrupta monarquía alfonsina cuando en 1931 se proclama la segunda República Española, “la bonita”, como se le llamó. Sus entusiastas e ilusionados sostenedores proclamaban que el régimen republicano venia dispuesto a reformar y acabar con las imperantes agudas lacras sociales, la simulación electorera, el rol político de los militares, los privilegios y los abusos ancestrales de unas clases sociales y castas poderosas y antidemocráticas dueñas y señoras de las tierras productivas donde predominaba la pobreza y el desespero y en la política partidista era común el encontronazo insoluble de ideologías extremas y totalitarias como el fascismo. Predominaba también la intolerancia rayana en el fanatismo, el analfabetismo rampante, y un clericalismo supersticioso. Ese ambiente fue el caldo de cultivo donde se desenvolvió la República. Las reformas y cambios que propuso la República Española fueron determinantes en el ilegal y dictatorial golpe de estado de varios generales en África y Navarra, entre ellos Emilio Mola y Francisco Franco, para mencionar los principales. El criminal alzamiento contra las legítimas y democráticas autoridades de la República el 18, 19 y 20 de julio de 1936, envueltas en diversos hechos, que no mencionaremos por carecer de tiempo y oportunidad, comenzará una guerra civil, única por sus tonalidades inhumanas, durísimos eventos, actuaciones de diversos personajes y personeros, unos sublimes, otros heroicos y algunos mediocres y execrables. Pronto el clima político y militar se caracterizó por una crueldad inhumana que asombra cometiéndose barbaridades sin fin. Las guerras fraticidas tienen un elemento de odio familiar de que carecen las otras, las que se realizan por intereses de enriquecimiento, como las petroleras de nuestros tiempos.
A pesar del interés que incita y la importancia que tiene la guerra civil española, avalada, como antes he señalado, por una creciente y amplia bibliografía, sobre el engarce de Puerto Rico y puertorriqueños en la participación de esos acontecimientos, a todos los niveles, no se había publicado un estudio o monografía histórica. Se carecía, pues, de una monografía o libro que tomando en cuenta nuestra contribución en todos los sentidos relatase de forma científica, amplia, panorámica y detallada, objetiva, e informativa de cómo afectó la guerra civil .la vida de los puertorriqueños. Se conocía, repetimos, información fragmentaria que jóvenes puertorriqueños tuvieron una participación en la guerra civil española pero no se podía recurrir a narraciones estructuradas que ofreciesen de forma comprensiva y detallada esos sucesos.
Ahora, vienen José Alejandro Ortiz Carrión y Teresita Torres Rivera y aportan una obra única y ejemplar, que examina a la saciedad la temática antes mencionada. El título es, en si, una propuesta: “Voluntarios de la Libertad. Puertorriqueños en defensa de la República Española 1936-1939, lo publica Ediciones Callejón que anima y dirige Elizardo Martínez, este año de 2015. Es una contribución de primer orden, que por su amplitud de miras, interesante disposición, profunda y detallada investigación, adecuadas ilustraciones y bien pensada proyección llena apropiadamente un vacío en la historia nacional que explica muchas cosas. Hacía falta en la bibliografía puertorriqueña un libro de estas características. El libro del doctor Luis Ferrao titulado: Puertorriqueños en la Guerra Civil Española: Prensa y Testimonios 1936-1939, publicado por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico en 2009, explora el tema en áreas específicas como su titularidad afirma. Obsérvese que no es hasta pasados mas de setenta y cinco años que comienzan a circular libros sobre la participación de los puertorriqueños en la guerra civil. española. Este libro de Ortiz Carrión y Torres Rivera ha permitido también que la presencia puertorriqueña se haga sentir en los continuos foros internacionales donde se discute y se reinterpreta esta temática. Antes estábamos ausentes y le hace justicia a los brigadistas.
Como nos narran los autores, la sociedad puertorriqueña se dividió acremente ante los hechos ocurridos en la Península Ibérica. La mayoría de la colonia española, conservadora, derechista y solvente económicamente, heredera de los antiguos “incondicionales” del “tiempo de España” se decantó, sin dudas, con el sector sublevado contra la republica. En el liderato franquista se destacó Dionisio Trigo, presidente de la Cámara de Comercio Española quien fue designado por el gobierno faccioso de Burgos su representante en Puerto Rico, estableciendo una filial de la Falange Española territorial en San Juan. Trigo quien controlaba navieras, y participaba activamente en la banca y la radiodifusión, con estación principal como era WKAQ, eventualmente lograra censurar los programas que los leales a la República Española preparaban para radiodifundir. Tenía así mismo Trigo relaciones de estrecha amistad con la cúpula gubernamental represiva como el Gobernador Winship, el Fiscal federal Snyder, el juez federal Cooper y el Coronel Orbeta, todos implicados, como antes afirmé, en la brutal e inhumana represión contra los miembros y simpatizantes del Partido Nacionalista, que dirigía el licenciado Albizu Campos. Como narra Ortiz Carrión y Torres Rivera el Gobernador Winship se convirtió en agente oficioso del bando franquista realizando diversas actividades para beneficio de estos y en detrimento de los republicanos, entre estas el envío de armamentos para uso de los facciosos sublevados.
Inmediatamente que se inició la guerra civil se fundó la Asociación Pro Frente Popular Español en Puerto Rico, "uno de los constituyentes más activos de la asociación fue, Antonio J. Colorado". Otros gestores y miembros fueron: Ramón Lavandero, Tomás Blanco, José A. Buitrago, Juan Bosh, Eugenio Font Suárez, Guillermo Atiles Moreau, José M. Toro Nazario, Bolívar Pagán, entre otros. La Asociación publicó revistas, organizó conferencias, patrocinó declaraciones y manifiestos, así como Asambleas a favor de la causa republicana y produjo y animó programas de radio. Al homenaje a la República Española, con motivo del segundo año de la guerra civil, que se llevó a cabo en el Teatro Tapia el 19 de julio de 1938 participaron los poetas Julia de Burgos y Luis Palés Matos, así como numeroso público que desbordó las gradas del teatro, se leyeron mensajes enviados por el Presidente de la República don Manuel Azaña y por el jefe del gobierno el Dr. Juan Negrín. Una reseña de Antonio J. Colorado publicada en el diario El Mundo señalaba que gracias a la militancia de los defensores de la República en Puerto Rico" pudimos cambiar notoriamente la actitud de nuestro pueblo", y que se conociera por los puertorriqueños que las fuerzas militares franquistas alzadas criminalmente contra el orden republicano democrático y constitucional constituían un régimen dictatorial, ilegal y faccioso. Los franquistas y fascistas lograron que se suspendieran unilateralmente los programas de radio por WKAQ callando y censurando la voz y las opiniones del amplio sector republicano en la Isla. Así mismo lograron que Colorado fuera trasladado al Consulado de la República en La Habana, perdiéndose la muy activa colaboración de este intelectual a favor de la República. Ortiz Carrión y Torres Rivera narran cuidadosamente el clima imperante en Nueva York y la comunidad puertorriqueña y de cómo esa ciudad sirvió como base para numerosos voluntarios de diversas nacionalidades, pero específicamente borincanos, viajaran para incorporarse a la defensa armada de la República.
Distinguen los autores los sucesos de los primeros momentos, cuando los militares franquistas y las fuerzas marroquíes se acercan a Madrid para tomarlo por asalto. En la ciudad universitaria se enfrentaron las tropas veteranas franquistas y las milicias y tropas del Ejercito Popular Regular de la República. Nos enteramos que: "Los primeros puertorriqueños que se incorporaron como voluntarios de la libertad y que vivieron el drama del frente de Madrid en los primeros meses de la guerra fueron los siguientes: los exilados políticos José Enamorado Cuesta, y Emilio R. Delgado, y los estudiantes de Derecho Rubén Gotay Montalvo y Carmelo Delgado Delgado que se incorporaron a las patrullas de milicianos y de guardias de asalto que combatieron a los sublevados en los cuarteles militares y a los emboscados…y el estudiante de medicina Jorge Carbonell Cuevas, que prefirió incorporarse como miliciano a la columna del coronel Julio Mangada…." También participaron en diversas tareas militares-médicas los estudiantes de medicina residentes en Madrid como Ricardo Cordero, Juan Avilés Pérez, y José Soto García y los médicos Francisco Pérez Dueño, Pedro Hernández del Valle, y José Ramos Mimoso. Otros, como el estudiante de filosofía Jorge Luis Porras Cruz y el delegado nacionalista en Madrid Filiberto Vázquez López trabajaron en la retaguardia como voluntarios de acción cívica y cultural. Otro puertorriqueño, Jesús Martínez, que se incorporó al combate activo fue el veterano de la Legión Extranjera Francesa de Argelia que peleó en la zona de combate de Barcelona. En octubre de 1936 llegó el cubano-puertorriqueño Pablo de la Torriente Brau desde La Habana como corresponsal de guerra. Vuelvo a repetir que el combate era duro, cruel y bárbaro, en palabras de Ortiz Carrión y Torres Rivera: "Todos fueron testigos de esos primeros meses de lucha fraticida desenfrenada."
Los autores han adoptado la estrategia narrativa de examinar los hechos históricos usando las biografías de los voluntarios de la libertad. De esta forma, relatan la situación bélica, política y social de ese momento y ese lugar geográfico, la batalla en que participaron, sus desempeños, pero también sus datos biográficos. Cumple por lo tanto el libro con las reglas rigurosas de la historiografía pero también sacia el interés del lector interesado de conocer a estos valientes puertorriqueños que arriesgaron vida, libertad, hacienda y afectos para luchar por la causa de la libertad y de la democracia. Pudieron no hacerlo, nadie los podía obligar, por su fuero de extranjeros, estaban exentos de guerrear, sin embargo todos entendieron que sus conciencias y sus acendradas creencias e ideales les obligaban a combatir y lo hicieron con entusiasmo y valentía. Ortiz Carrión y Torres Rivera ubican a cada voluntario en su contexto, su desempeño y nos ofrecen detalles y minuciosa información. Ciertamente es una virtud, para las familias de los voluntarios y para, las generaciones por venir que hasta nos indican a donde regresaron en Nueva York o en Puerto Rico, otra información y su fechas vitales. Si un ignoto historiador no hubiera ofrecido los domicilios de José Martí Pérez y Eugenio María de Hostos en Nueva York y de Ramón Emeterio Betances en Tolosa y París, no podríamos ubicarles, estarían en aquellas urbes, pero como se sabría donde residieron con ello completamos parte importante de su biografía. De esos domicilios y direcciones podrán sacar los historiadores y otros valiosa información. Este libro cumple para nosotros este cometido.
Sabemos que no todos los incisos o acápites o pequeños capítulos tendrán la misma extensión, pues la documentación es variada y el desempeño distinto. Una vida de combates en el Jarama o en el Ebro, que sobrevive y sigue interviniendo en otras, que luego escribe libros y es activo en política, tiene más contenidos que quien muere o se desaparece de los frentes. Ciertamente el boceto de José Enamorado Cuesta es uno muy completo. Este fue "miliciano, y Cronista en el Frente de Madrid", quien fue nacionalista, militar del ejercito estadounidense, (capitán de la U. S. Army Reserve), luego devino en comunista, y autor de libros de Historia y crítica política. Entre diferentes servicios fue nombrado por el licenciado Albizu Campos comandante general de instrucción de los Cadetes de la República y escribió la ordenanza de ese instituto. Más adelante con Modesto Gotay don Pedro le encomendó la administración del periódico El Nacionalista de Puerto Rico. Muchas otras tareas y labores por la independencia y por la democracia tuvo a su cargo Enamorado Cuesta, y las mismas son narradas por los autores. Otra muy completa es la de Emilio R. Delgado, "miliciano y periodista en el Comisariado de Guerra y Propaganda."
Desfilan las participaciones de Antonio Pacheco Padró, los heroicos hermanos Carbonell, que ofrecieron "un tributo de sangre por la libertad". Así como otros participantes destacado. Entre ellos figuró hasta un espía militar, el avezado oficial ponceño de la marina de guerra de EE UU Vincent Usera Battastini de una vida militar muy accidentada. Estuvo en China de misión militar y luego pasó a la América Central combatiendo en Nicaragua contra la guerrilla del general de hombres libres Augusto César Sandino. Usera Battastini fue instructor militar del sangriento dictador Anastasio Somoza. En las Brigadas Internacionales militó como oficial y entrenador en la legendaria Brigada Lincoln. En el combate del río Guadarrama, el Teniente Usera desapareció y no combatió.. Así siempre lo hizo en todas las batallas, se concluye que fue a España de observador e informante del ejercito de Estados Unidos. Los autores ofrecen interesante información de este personaje.
La obra, muy difícil de resumir por su riqueza factual e interpretativa, continua con los prisioneros de los campos de concentración franquistas, represalidos por las fuerzas franquistas, Consejos de Guerra, desaparecidos. Así como exilados, repatriados, los puertorriqueños en campos de concentración de Francia y África. Incluye tablas, listas, cronologías, fuentes documentales, fotos, reproducciones de carnés, fichas y otra información. Es una obra muy completa y novedosa. Para facilitar su consulta se debe incluir en la segunda edición un completo y detallado índice de nombres y sugiero que las notas estén a pie de página y no al final de los capítulos.
Finalmente permítaseme una nota personal.

La primera persona que me habló del libro, Voluntarios de la Libertad, de Ortiz Carrión y Torres Rivera, fue el licenciado Rafael Anglada, aquí mismo en el patio del Centro de Estudios Avanzados. Con gran entusiasmo me dijo Rafi Anglada, quien es un estimado amigo y antiguo discípulo de Derecho, que se publicó un libro sobre la Guerra Civil y los puertorriqueños y me habló con emoción de la gesta del joven Carmelo Delgado Delgado, estudiante de Derecho en Madrid y Miliciano. Que en la obra se narra que Carmelo le pidió al oficial que dirigía el pelotón de su fusilamiento que "no le vendaran los ojos y le permitieran dirigir su propia ejecución." Relatan los autores antes citados que:
"El joven independentista puertorriqueño y defensor de la Ciudad Universitaria en la batalla de Madrid, con el orgullo y determinación que le caracterizaba siempre dijo a lo alto con voz firme:
"Viva Puerto Rico Libre", y dio la orden, Carguen, apunten y disparen."
Como afirmó el querido amigo y hermano de luchas de Carmelo Delgado Delgado, don Juan Antonio Corretjer en un artículo titulado: "Del hedonismo a la Victoria", publicado en las páginas editoriales del diario El Nuevo Día de 16 de octubre de 1975: afirma: "Carmelo Delgado prefiere morir fusilado antes que implorar su vida al interventor yanqui de su Patria."
Sólo me queda decir, más bien gritar: "Honor y gloria" para los puertorriqueños voluntarios de la libertad y como puertorriqueño y sobrino de Carmelo Delgado Delgado, uno de los voluntarios, agradecer a los autores está magna obra.








1 José Alejandro Ortiz Carrión con Teresita Torres, Voluntarios de la libertad. Puertorriqueños en defensa de la República Española 1936-1939, San Juan, Ediciones Callejón. 2015. La presentación se llevo a cabo en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, en el Viejoi San Juan el 31 de octubre de 2015, agradecemos la cortesía y ayuda del Rector Arq. Miguel Rodríguez y el Decano de Asuntos Académicos, Dr. Jaime Rodríguez Cancel.
2 Catedrático de Historia Constitucional de Puerto Rico, Historia del Derecho y "Derecho y Literatura", Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. carmelodelgado@gmail.com

3 Las Brigadas Internacionales: nuevas perspectivas en la Historias de la Guerra Civil y el exilio, Josep Sánchez Cervelló & Sebastián Agudo, coordinadores, Tarragona, Publicacions Universitat Rovira i Virgili, 2015, p. 55.

miércoles, 6 de abril de 2016

Cuba, Estados Unidos de América y ¿Puerto Rico?


                    
                  Coordinadora Mexicana de Apoyo al
             Estado Nacional y Soberano de Borinken


                                               Cuba, Estados Unidos de América y ¿Puerto Rico?

Los medios informativos internacionales, los regionales y locales de Puerto Rico estuvieron y continúan concentrando en la visita del presidente de Estados Unidos de América, Barack Obama a la Antilla mayor de las Antillas Mayores: Cuba.
Los enfoques noticiosos y periodísticos son de todos los ángulos. Desde los superficiales y simbólicos hasta los de serios contenidos políticos y económicos.
Los superficiales y simbólicos sacan a relucir que Obama fue con toda su familia, de que bromeó con un comediante cubano, de que no fue recibido en el aeropuerto por Raúl Castro Ruz - primer ejecutivo de Cuba -, que si se fue a caminar bajo la lluvia a visitar a La Habana vieja, que comió en un paladar de La Habana, que depositó una ofrenda floral a la estatuas de José Martí Pérez, que fue recibido en el segundo día formalmente por Raúl Castro, que Raúl le levantó la mano, que rompió el protocolo al pedirle a uno de su delegación que le tomara una foto con la imagen de Ernesto “Che” Guevara al fondo en la Plaza de la Revolución.
Pero, donde coinciden los enfoques noticiosos serios es en que los puntos neurálgicos son los derechos civiles en Cuba, el bloqueo comercial de Estados Unidos a Cuba, el sistema democrático y electoral en Cuba y la devolución del territorio de la base naval gringa en Guantánamo, Cuba. Además, especulan sobre si Cuba resistirá el cambio que se está dando en sus relaciones con su antiguo enemigo imperial y los “tremendos” cambios que vienen. Cambios que algunos abiertamente entiende que será tipo maremoto. Y otros que privadamente entiende que lo que está aconteciendo y acontecerá será un tipo de perestroika (tipo de transición política) en el gobierno caribeño y/o un tipo de emulación del sistema económico/político de China por el Gobierno cubano.
Y nosotros, desde la óptica de la más pequeña de las Antillas Mayores: Borinken o Puerto Rico, tenemos otros enfoques que difieren o confliguen con los antes mencionados. Y presumimos, lo que es válido, que algunos de los que nos lean se preguntarán: ¿por qué tienen que meterse los boricuas o puertorriqueños en la dinámica actual entre Estados Unidos de América y Cuba? Y les respondemos: porque les guste o no Puerto Rico es parte de esa dinámica por historia y por derecho propio. Podrán los medios hacer lo indecible para invisibilizar a Puerto Rico, pero el caso de la nación puertorriqueña brota y brotará como el Sol de cada día porque es la deuda histórica de nuestra América, de nuestro Caribe y de nuestro Continente. Y es, en particular, la deuda histórica/política/militar de Cuba.


Y si dudan de lo anterior deben preguntarse ¿por qué la bandera de Cuba y de Puerto Rico son iguales en diseño, excepto con los colores de sus triángulos y de tres de sus franjas que tienen los colores invertidos? Y  el ¿por qué de ese verso que expresa: ”Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas. Reciben flores y balas en un mismo corazón”? Y ¿por qué los restos de próceres puertorriqueños, como: Sotero Figueroa, general Juan Ríus Rivera y Lola Rodríguez de Tió (la autora del verso anterior) yacen en los campos santos de Cuba? Mencionamos a esos tres como muestra representativa de los miles de boricuas mambises que con sus sudores y sangres regaron el territorio cubano en la Guerra de Independencia de Cuba de España, en la que estaba incluida la de Puerto Rico. Y si lo quieren comprobar tómense la molestia de leer la historia de la fundación del Partido Revolucionario Cubano y su 1er. Artículo. Partido al cual Ramón Emeterio Betances Alacán (Padre de la Patria de Puerto Rico) llamaba Partido Revolucionario Cubano y Puertorriqueño por haber sido fundado por cubanos y puertorriqueños en el exilio en el 1892.   
Como también es una deuda político/militar de México, República Dominicana, Haití, Centro América, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia por las aportaciones militares a sus respectivas independencias patrias del general Antonio Valero de Bernabé (Fajardo, Puerto Rico) y del Dr. Ramón Emeterio Betances Alacán. Conocido como “El Antillano” por su defensa de las soberanías de Haití y República Dominicana, por su compromiso total con la independencia de Cuba y por su magno proyecto de la Confederación Antillana.
Expresado lo anterior – lo que era mandatorio - retomemos el tema original porque hay muchas ironías y/ o contradicciones en la propia dinámica de esos países y de las expresiones del demagogo presidente Barack Obama (a quienes algunos califican de oreo o de Choco Roll por entenderlo como negro por fuera y blanco imperial alma adentro) que tienen que ver con Puerto Rico.
La primera ironía y/o contradicción es que en esta ocasión fue una visita exclusiva oficial de un presidente de EE.UU.A. a Cuba y que esta no coincidiera con algún congreso de prensa o con alguna conferencia internacional como aconteció en el 1928 cuando el presidente estadounidense John Calvin Coolidge estuvo en Cuba. En aquella ocasión – hace 88 años – la visita de Coolidge coincidió con la VI Conferencia Internacional de Estados Americanos (antecesor de la Organización de Estados Americanos), y con el Congreso de Prensa Latina. En ese momento a Coolidge, Don Pedro Albizu Campos - entonces vicepresidente del Partido Nacionalista de Puerto Rico – le demandó pública y verticalmente lo siguiente: 1- La independencia de Puerto Rico y la desocupación militar del territorio nacional puertorriqueño, 2- La desocupación militar de Haití, 3- Y la independencia de Las Filipinas. E impugnó abiertamente el régimen dictatorial del cubano Geraldo Machado sostenido por la fuerza por EE.UU.A. (Por su viril actuar Don Pedro se


vio obligado a refugiarse en la embajada de México y salir de Cuba en un barco mercante mexicano.)
La segunda gran ironía o contradicción es que Obama, como primer ejecutivo de Estados Unidos de América (EE.UU.A.) exprese que con Cuba su país tiene diferencias por sus violaciones a los derechos humanos a los cuales consideró universales para dar a entender que no era exigencia de su Gobierno. (Y eso lo dice un político egresado de derecho de la Universidad de Harvard, prestigiosa institución académica del sistema imperial norteamericano.) A nuestro entender Obama está tratando de buscarle un flanco débil a Cuba. Busca esa paja, simbólicamente, en los ojos de Cuba cuando tiene tremendo troncotes Estados Unidos de América en sus propios ojos con el caso de los miles de patriotas puertorriqueños perseguidos, reprimidos y encarcelados que luchan por la independencia de su Patria y por la solidaridad internacional. Representados en este momento por Oscar López Rivera y por Ana Belén Montes respectivamente. Oscar (el Mandela Boricua) ya cumplió 35 años de cárcel en las mazmorras estadounidenses por combatir por la independencia de Puerto Rico; y Ana 14 años de los 30 a que la sentenciaron por su solidaridad con la libertad y soberanía de Cuba al evitar con sus informes de inteligencia (por 17 años) actos terroristas en contra del pueblo y el Estado de Cuba.
La tercera gran ironía y/o contradicción es que Obama reconozca el derecho de Cuba a la autodeterminación y soberanía (por lo menos de los dientes para afuera), rompiendo con una práctica de más de 50 años de su gobierno (que se puede remontar a principio del siglo XIX con la teoría política norteamericana de la Fruta Madura)  y no reconozca iguales derechos a Puerto Rico siguiendo la práctica de los que le antecedieron en el puesto de Presidente de EE.UU.A. por los últimos 117 años. Desde el 25 de julio de 1898 cuando las fuerzas imperiales estadounidenses invadieron y ocuparon militarmente el territorio nacional puertorriqueño – como producto de su intervención en la Guerra Iberoantillana que terminó conociéndose como Guerra Hispanoamericana - hasta el presente miles de patriotas puertorriqueños han sido (y son) perseguidos, reprimidos, encarcelados, desaparecidos y asesinados por el Gobierno de EE.UU.A. por el delito de conspiración sediciosa. Es decir por conspirar para separarse o independizarse de EE.UU.A. según los imperialistas
Barack Obama, como abogado que es (a menos que le hayan regalado el título o que el mismo sea chueco) tiene que saber que el Derecho de Gente o Derecho Internacional reconoce el derecho a combatir (por cualquier medio) por la libertad e independencia patria. Los propios estatutos y resoluciones  de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) amparan ese derecho. Derecho que arbitraria, prepotente y soberbiamente desacata su Gobierno al tipificar como delito federal (conspiración sediciosa) el combatir por la independencia patria de Puerto Rico.


Aberración jurídica/legal porque en varios casos de los calificados insulares la propia Corte Suprema de Justicia Federal de su país (su máximo tribunal) ha expresado que Puerto Rico pertenece pero no es parte de EE.UU.A.  ¿Y si no es parte, como puede intentar separarse del todo?
A las grandes ironías o contradicciones anteriores hay que añadir su defensa de la democracia como el sistema político supra de los pueblos mediante el cual pueden lograr el máximo disfrute de felicidad económica y social. Sistema democrático burgués/capitalista que les abre las puertas a los ciudadanos, según Obama,  para que puedan lograr sus ambiciones y objetivos personales. Poniendo su propio caso como ejemplo, que siendo afro descendiente (pero oreo de la que no hay remedio) pudo llegar al máximo puesto político de su país. Demagógicamente le quiso dar clases de civismo y de democracia al pueblo cubano borrando  por fiat lingüístico un pasado de atropellos, bribonerías y afrentas en su contra por parte del Gobierno que dirige. ¡¡Estamos en un nuevo siglo!! ¡¡Estamos en el siglo XXI!! ¡Hay que dejar atrás la Guerra Fría¡ ¡El pueblo cubano definirá su propio destino! Expresó varias veces el pseudo mesiánico Obama.
Pero, y hay peros que son bien importante, se le volvió olvidar el caso de Puerto Rico y el mensaje que mandó hace unas semanas al Tribunal Supremo Federal por conducto del Procurador General Federal con referencia al Estado Libre y Asociado de Puerto Rico (ELA). Vinculado a un caso penal (venta de arma corta y balas)  de la jurisdicción del ELA  en donde el Departamento de Justicia del ELA le solicitó la reconsideración de una sentencia del Tribunal Supremo del ELA en la cual este determinó que en el ELA no aplicaba la defensa penal federal de la no Doble Exposición a un acusado juzgado por iguales hechos delictivos en el Tribunal de Distrito Federal para Puerto Rico, es decir el tribunal imperial para Puerto Rico.
El supuesto gran demócrata, mediante su intervención como Amicus Curie (amigo de la corte) dejó saber diáfanamente su posición sobre el ELA. Es la siguiente: El ELA no goza de ningún atributo de soberanía. Los únicos que gozan de los atributos de la soberanía es el  Estado Federal de los EE.UU.A., los 50 Estados federales que componen a los EE.UU.A, y las tribus originarias de los EE.UU.A. Los poderes plenarios del ELA los detenta el Congreso de EE.UU.A. El ELA se creó por una ley (600) del Congreso Federal. Y aunque se realizó una Asamblea Constituyente para crear o fundar el ELA (25 de julio de 1952) esta no surgió como acto de soberanía de los puertorriqueños sino porque lo autorizó la ley del Congreso. Y entre EE.UU.A. y el pueblo de Puerto Rico nunca se dio un pacto político para crear el ELA. Además, expresó que eso es así, no obstante a que en el 1953 el Gobierno de EE.UU.A. fue a la Asamblea General de la ONU a solicitarle que le eximieran de rendir informe sobre su colonia de Puerto Rico


porque Puerto Rico mediante el ELA había advenido a la soberanía. Cosa que logró el Gobierno imperial.
Y si eso es así con el ELA de Puerto Rico. Que ni tan siquiera a una remota Enmienda Platt llegó, ¿con qué autoridad moral y ética se atreve ir a Cuba a tratar de darle lecciones de democracia partidista, de derechos humanos, de principios, de soberanía y de libertad a su pueblo?  ¡Que desfachatez ¡ ¡Puro sofismo!
Y de una gran ironía y/o contradicción de Obama pasamos a otra. Este expresó que ya le solicitó al Congreso de su país que terminará con el bloqueo económico a Cuba  de los últimos casi setenta años. Porque entendía que era inoperante y no servía para mejorar las relaciones entre Cuba y EE.UU.A. Que había que terminar con ese otro vestigio de la Guerra fría para dar paso a una nueva relación política y comercial beneficiosa para ambas naciones. Previamente se supo que había quitado los límites a las remesas de los cubanos en su país para Cuba. Que abrió en parte el área bancaria y financiera, que ya comenzaron las empresas de su país a invertir en Cuba, que se esperan unos 100 viajes aéreos diarios de su país a Cuba porque esencialmente retiró las limitaciones para viajar, etc. etc.  
Y mientras tanto sobre la Grecia del Caribe antillano: Puerto Rico, ¿qué?  ¿Y qué con el ELA, la criatura del Congreso Federal, la que debe 150 mil millones de dólares (75 mil millones de dólares en deuda pública e igual cantidad en deuda privada) esencialmente a bonistas de EE.UU.A? ¿Qué con la que llamaban la vitrina del Caribe, el puente entre las dos Américas, lo mejor de los dos mundo, el contrapeso de la revolución Cubana? ¿Qué con el bloqueo comercial total que le han impuesto a Puerto Rico por más de 117 años? ¿Qué con la imposición de las leyes de cabotaje de EE.UU.A. a Puerto Rico y el uso a la fuerza de su flota mercante – la más cara del mundo –, negocio con el que mantienen el 70% de la nómina de su arcaica marina mercante?  
No, no, no. No vayan a creer  que se olvidó nuevamente de la mogolla jurídica del ELA y que no está buscando ayudarla a resolver su problema de quiebra. Ni que fuera tan cruel con la criatura política que heredó de los plutócratas a los que sirve.
Para Puerto Rico algo especial por parte del Choco Roll. Nada más, pero nada menos que la creación de una Junta de Control Fiscal Federal que determinará y establecerá el proceso de los pagos a los bonistas buitres norteamericanos. Aunque eso implique recorte en el presupuesto de gastos del ELA, congelación de plazas del trabajo, reducción en las áreas de trabajo, reducción en las conquistas laborales, reducción en el salario mínimo y en el aguinaldo navideño, eliminación de pagos por horas extras de trabajo, afectación en los servicios públicos de


salud, educación y seguridad y el despoblamiento de Puerto Rico. ¡Ya no va haber préstamos para pagar los intereses de intereses de intereses de préstamos y préstamos anteriores! Quiere retrotraer a Puerto Rico a principios del siglo XX cuando desde Washington se administraba directamente la colonia sin el antifaz que es el ELA y la coexplotación de los cipayos de los partidos políticos coloniales de Puerto Rico.
Y ante lo anterior son mandatorias las siguientes preguntas al presidente Obama: ¿No que estamos en el siglo XXI y que hay que dar paso a una nueva relación política y comercial beneficiosa para las naciones? ¿Por qué ese doble racero en el trato con Cuba y Puerto Rico?
Estas son algunas de las grandes ironías y/o contradicciones que hemos encontrado en sus recientes posiciones políticas. Lo que nos recuerda la expresión del siempre presente Hugo Chávez: “Esto huele a azufre” Lo que nos recuerda al también siempre presente Ernesto “Che” Guevara: “ en EE.UU.A. no se puede confiar ni tantito así.”
Lo que también nos recuerda, en parte, las expresiones vertidas por Don Ricardo Flores Magón (el Precursor de la Revolución Mexicana) en su artículo Repercusión de un linchamiento (De Regeneración, 12 de noviembre de 1910.) “No es el pueblo norteamericano, sino la codicia de los grandes millonarios norteamericanos, la sed de oro de ese país ha sido el origen de ese sentimiento que hace lento y difícil el logro de la fraternidad entre los seres humanos que pueblan este Continente, pues mientras los hombres que nos hemos emancipados trabajamos para crear lazos fraternales entre todos los hombres, los millonarios, los grandes comerciantes, los bandidos de las finanzas, procuran con sus actos dividir a los pueblos, abrir abismos entre las diversas razas y las diversas nacionalidades, para, de ese modo tener seguro su imperio.”  
Nosotros, los patriotas puertorriqueños o boricuas, Sr. Obama, reconocemos totalmente el derecho de Cuba a su soberanía y autodeterminación y con ello a darse el gobierno en forma y contenido que mejor entienda a sus intereses nacionales. Inclusive hemos combatido con ellos, hombro con hombro por esos sagrados derechos. Pero eso no es impedimento para que aprovechemos el momento histórico de señalarle a usted sus contradicciones políticas en el trato de las dos hermanas Antillas. El desdén, la vileza, la soberbia, la mentira y el atropello es lo que prevalece con Puerto Rico. Sea consecuente en su actuar con su decir y cambie de política hacia la Patria de los puertorriqueños.
Comience con liberar a Oscar López Rivera y Ana Belén Montes inmediatamente; condone la enorme deuda que su imperio le ha impuesto a la colonia del ELA; cese de perseguir y encarcelar a los que luchan por la libertad y soberanía de


Puerto Rico. Y reconozca inmediatamente la existencia del Estado Nacional Soberano de Borinken fundado hace tres años por un sector de los patriotas puertorriqueños o boricuas quienes hicieron uso de sus derechos inalienable a la soberanía y autodeterminación.
Tenga presente que los patriotas puertorriqueños han resistido y combatido al imperialismo norteamericano  por 117 años sin doblar rodilla. Y que están dispuestos a resistir y a combatir mucho más. Porque son como el ausubo que ni se dobla ni se raja. No está usted enfrentando a una raza cualquiera. Está enfrentando la raza tainoboricuaiberoafroantillanaamericana, crisol de la humanidad.
De no hacerlo será un defensor más de la plutocracia de su país y será más que justificado el calificativo que le imputan de Oreo y de Choco Roll
Debe de tener presente muy presente el apotegma del “Maestro” Don Pedro Albizu Campos: “Para quitarnos la Patria, primero tienen que quitarnos la vida.”. Y que los patriotas boricuas siguen teniendo presente el señalamiento del  comandante del Ejército Popular Boricua- Macheteros – siempre presente – Filiberto Ojeda Ríos: “El enemigo es ese, el imperialismo de EE.UU.A.”  
En Juquila, Oaxaca, México., a 23 de marzo de 2016.

                                     Por Carlos Rivera y Toño Salas
























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