LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Y PUERTO
RICO.
VOCACION DE
LIBERTAD: UN RELATO SOBRE ETICA Y MORAL SOCIAL DE LOS PUERTORRIQUEÑOS
Presentación del
libro de José A. Ortiz Carrión con Teresita Torres Rivera1
“La guerra
antifascista de España marcó positivamente a una generación. Y,
unió en un común anhelo a millones de seres humanos por encima de
la diversidad de ideas políticas o creencias religiosas.”
Dolores
Ibarruri
Adelanto que
el libro que presentamos cumple a cabalidad con los requerimientos de
rigurosidad, minuciosidad, y objetividad necesarios en una obra del
calibre de esta que tiene proyección y escrutinio internacional.
Mas todavía cuando desarrolla el tema histórico de los Voluntarios
de la libertad,
es decir puertorriqueños que viajaron a España o estaban en la
Península Ibérica y se inscribieron como Milicianos o miembros de
las Brigadas Internacionales para combatir en el campo de batalla a
favor de la República Española. La obra trata sobre la Guerra
Civil Española en Puerto Rico, este evento bélico en España, las
Brigadas Internacionales y sus complejos contextos. Sin embargo creo
que esta obra tiene otra tangencia o dimensión. Lo planteo de
entrada, que es además, una de las más serias y rigurosas
aportaciones, recientes, a los estudios de la puertorriqueñidad, de
la historia contemporánea de nuestra patria y de las ideologías.
Pero además tiene para mí, otra dimensión, de singular
importancia. Esta obra, Los
Voluntarios de la Libertad, es una
contribución sustantiva e indispensable al entendimiento y
comprensión de la urdimbre de lo que es verdaderamente ser
puertorriqueño o puertorriqueña, de nuestra esencia nacional. Nos
demuestra el libro, según lo leemos y estudiamos, que los
puertorriqueños conjugamos en nosotros mismos como raza tres
vertientes que nos dan sentido; raza por supuesto--en sentido
martiano y albizuista--, tres vertientes como son la puertorriqueña,
la antillana y latino-americana, nuestro orbe secular. Como tal, por
los desempeños narrados por Ortiz Carrión y Torres Rivera somos
poseedores los puertorriqueños de las virtudes, ideales,
características y elementos necesarios que nos constituye en una
nacionalidad recia, valiente y combatiente cuando de nuestros ideales
se trata. Somos aptos para ejercer y disfrutar de la libertad y la
búsqueda de la soberanía, así como de la defensa de ideales que
consideramos caros a nuestro corazón. Si lo demostramos en aquellas
calendas de 1936 en adelante, cruzando el proceloso mar y luchando
cuerpo a cuerpo contra los enemigos de una lejana republica española
defendiendo la democracia en aquel país, demostrando solidaridad
desinteresada, como no vamos a combatir por nuestra patria, aunque
medien semejantes condiciones. Veremos más adelante que desde el
seno de nuestra tierra querida salen hijos para defender la patria y
afirmarla como lo hicimos respaldando la libertad y el ideal
republicano en los campos de batallas españoles.
La guerra civil
española y las Brigadas Internacionales han ejercido siempre una
atracción inconmensurable sobre todos los estudiosos de todos los
tiempos, así lo ha afirmado Claudia Honefeld, en su ensayo titulado:
"Brigadistas
alemanes, biografías entre la represión y la resistencia",3
al
decir que: “…han sido y continúan siendo temas apasionantes y
polémicos.” La vigencia de ambos temas como áreas de
investigación historiográfica en numerosos países es seguida y
plausible y la bibliografía es cada vez más abundante y de
calidad. La participación de las Brigadas Internacionales durante la
guerra civil concitó en su momento histórico, en el res
gestae,
controversias y polémicas en España, especialmente en el bando
faccioso o llamado nacional
donde los historiadores del régimen franquista sostuvieron teorías
e interpretaciones peregrinas y descabelladas dirigidas por supuesto
a reafirmar el nacional-catolicismo imperante y desacreditar las
Brigadas Internacionales, desde 1939 hasta 1975, cuando finaliza
oficialmente el régimen franquista. Aún hoy un gran sector
conservador español y participante del post-franquismo critican
sutilmente y de forma subrepticia, pero acremente, a los héroes de
las brigadas internacionales.
Así mismo la
epopeya que escribieron los brigadistas internacionales levantó
interés y entusiasmo en las naciones originarias de estos
combatientes de la libertad, donde se generaron fructíferas
discusiones e interesantes debates que han aclarado el papel de las
Brigadas, del rol desempeñado por estos combatientes de la libertad,
infusos de bellos ideales, como son la libertad, la solidaridad, la
hermandad, el internacionalismo, la democracia y la Independencia de
los hombres y de los pueblos. Los nuevos estudios---como el de Ortiz
Carrión y Torres Rivera---superan y están por encima de las
matizaciones producto de los eventos de la dudosa e insidiosa
historiografía conservadora y de resabios fascistas de la España
franquista, y que incluso llega hasta nuestro tiempo al encontrar
acomodo en una obra de 2011 auspiciada por la Real Academia de la
Historia, me refiero al Diccionario
Biográfico Español. La
obra que presentamos, Los
Voluntarios de la Libertad tampoco
está influenciada o afectada por los procesos
post bélicos de la segunda guerra mundial y de la guerra fría.
Ciertamente
las siete décadas que han transcurrido desde aquella gesta de los
brigadistas han depurado los acontecimientos, permitido nuevas
perspectivas y enfoques científicos, y un entendimiento novedoso y
propio, como el que siguen estos dos autores puertorriqueños y que
se encuentran también presentes en libros y artículos de otros
investigadores extranjeros de nuestra contemporaneidad. La moderna
investigación de las realizaciones históricas de los brigadistas
permite una composición y un relato basado en la coyuntura del uso
de fuentes primarias y secundarias que antes no estaban disponibles
para su escrutinio. Se han hecho accesibles Archivos y centros
documentales de España y Rusia ---así como en otras naciones-- que
antes no se podían consultar. La apertura y accesibilidad de
archivos, fondos, bibliotecas, hemerotecas y testimonios hasta ahora
vedados, no usados o desconocidos han encaminado las investigaciones
por noveles derroteros y orientaciones avalados por dicha
documentación que ahora está disponible. La explosión
bibliográfica no se ha hecho esperar. No hay lugar a dudas que
aquellos años de la fundamental y complicada década de los treinta
fue y es uno de los grandes momentos de la humanidad. Es por ello que
las nuevas generaciones de profesores, investigadores, estudiosos y
aún científicos políticos e historiadores militares, se ocupan y
están---ahora mismo---dedicándose a su búsqueda, investigación y
estudio en esos centros, se preparan nuevas aportaciones. Entre las
obras destacadas de esas nuevas generaciones historiográficas señalo
el libro que comentamos, Voluntarios
de la Libertad,
que se publica este mismo año de 2015, paralelo a la aportación de
Ortiz Carrión y Torres Rivera circulan otros libros sobre la misma
temática de los Brigadistas de esas otras naciones.
Las profusas
publicaciones que están ahora mismo disponibles, incluyendo este
libro sobre los Brigadistas puertorriqueños que presentamos, ofrecen
reinterpretaciones y escudriñan ángulos desconocidos que
incrementan la comprensión de esta interesante temática, un examen
del libro mencionado anteriormente lo demuestra. Los libros, las
monografías, las recopilaciones de documentos y papeles con
enjundiosas introducciones, las conferencias, y las compilaciones
fotográficas se publican continuamente y su estudio nos abren nuevos
derroteros. También son muy importantes las reuniones de estudiosos
y estudiosas que se juntan en congresos internacionales sobre la
Guerra Civil y las Brigadas Internacionales, donde se discuten y
comparan disertaciones y escritos, se debaten ponencias enriqueciendo
la materia. Antes, Puerto Rico estaba ausente de esas reuniones
internacionales, pero desde que Ortiz Carrión y Torres Rivera se
dedicaron a esta especialidad histórica, cuyos orígenes están en
su tesis doctoral titulada: México
en defensa de la República Española presentada
en la Universidad Iberoamericana de México, en 2002 nuestra
participación en la guerra civil tiene presencia. Desde entonces, se
dedicaron los autores al acopio e investigación para el libro
Voluntarios
Puertorriqueños de la Libertad. Los
autores acaban de regresar, hace escasamente una semana y media de
Barcelona, donde estaban interviniendo en un congreso sobre la Guerra
Civil y las Brigadas Internacionales. El Dr. José Alejandro Ortiz
Carrión acaba de publicar un extenso ensayo sobre este tema en la
obra colectiva titulada: "Las
Brigadas Internacionales: nuevas perspectivas en la Historia de la
Guerra Civil y el exilio", el
titulo de cuya ponencia es "Los
Voluntarios Puertorriqueños de la Libertad". Este
enjundioso y vibrante ensayo está disponible en Internet. Muchas de
estas reuniones internacionales y congresos se llevan a cabo en la
Península Ibérica pudiéndose visitar los frentes de guerra, campos
de batalla, trincheras, cuarteles, cárceles y prisiones y palpar
allí, en toda su grandeza, inmensidad y dureza, el imperativo
geográfico que rigieron esos combates, peleas y luchas y que
costaron las vidas de jóvenes prometedores, muchos de ellos la flor
y nata de sus naciones. Se ha tenido la oportunidad de honrar con
monumentos y placas a los Brigadistas de distintos países para
recuerdo imperecedero y agradecido de sus sacrificios por otra patria
en cumplimiento de acendrados ideales.
Hasta
recientemente Puerto Rico estaba ausente, a pesar de que tuvo una
intervención destacada tanto en la guerra civil como en las Brigadas
Internacionales y en aquellos hechos. El tema de la Guerra Civil y
las Brigadas Internacionales permanecía ausente en la bibliografía
puertorriqueña y se conocían datos fragmentados y nebulosos, pues
no se había publicado libro, artículo o monografía científica
alguna al respecto.
No es
únicamente un hecho histórico, singular y destacado que Puerto Rico
y una buena representación de puertorriqueños hayan participado en
la Guerra Civil Española, en las Milicias libertarias y en las
Brigadas Internacionales sino que también es de vital importancia
que se conozca, que se sepa, que se estudie, en la Isla y en otros
países nuestra participación. A ello se han dedicado Ortiz Carrión
y Torres Rivera y la editorial que publica el libro: Ediciones
Callejón. Es decir, a dar a conocer estos hechos y divulgar que los
ideales de la libertad florecen y abundan en nuestra amada y dulce
Patria y que los Brigadistas son ejemplo de ello. En la divulgación
de esta gesta cosmopolita, integrada por diversas naciones, figuran
también otros medios de comunicación y géneros literarios, además
del libro pues no están ausentes los aportes cinematográficos,
documentales de cine y televisión, las realizaciones literarias, el
cuento, la novela y la poesía que también tiene su sitio para
aquilatar y disfrutar estos hechos y proezas. Es que como he dicho,
la Guerra Civil y las Brigadas Internacionales inspiran, y
entusiasman y crean en nosotros interés en estudiarlas para
conocerlas.
La
investigación que demanda el estudio de las Brigadas
Internacionales, las acciones de los hombres que las integraron y de
las gestiones bélicas en que participaron requieren del estudioso e
investigador interesado, diversas destrezas y conocimientos, para
estudiar, analizar y situar correcta y adecuadamente esos duros,
dolorosos, terribles, heroicos y en ocasiones sublimes hachos,
sucesos y eventos. Así como saber colocarlos en el contexto
adecuado. Acercarse a estos sucesos para relatarlos requiere también
una buena dosis de generosidad, entusiasmo, curiosidad y vocación
por la libertad, pues esas características abundaron entre los
Brigadistas, es por ello que fueron a España sabiendo la magnitud
del sacrificio y las terribles consecuencias. Quien no crea en la
libertad o viva personalmente en libertad, se le hará muy difícil
entender por que esos jóvenes puertorriqueños lo dejaron todo para
ir a combatir con las armas en las manos a favor de una República
extranjera y unas creencias que se debatían en las batallas
distantes de la Península Ibérica. Fueron allá y ofrendaron lo
mejor de si porque vivían genuinamente sus ideales y decidieron que
su deber y su conciencia los compelía a ello.
Es la Guerra
Civil y las Brigadas Internacionales, uno de los acontecimientos
singulares, únicos y multidisciplinarios del siglo XX, que se
proyecta en el tiempo y en los saberes, pues va más allá de lo
bélico, de lo político, conmoviendo y afectando numerosas áreas,
desde las ideologías hasta el arte, pasando por la música. Su
proyección es internacional, o mejor, cosmopolita, pues no afectó
únicamente a España, sino que también tiene fuertes ramificaciones
internacionales como son los componentes personales, institucionales
y nacionales, las interesantes vidas de los brigadistas, los partidos
y los gobiernos europeos, estadounidense, latinoamericanos y
caribeños, desde Chipre hasta La Habana, pasando por Nueva York.
Ello hace objeto a las Brigadas Internacionales de abundantes
estudios y análisis repito, de gran solvencia y variedad, por
investigadores e investigadoras de diversos países. Ciertamente
entre nosotros, los puertorriqueños siempre ha incitado, ambos
temas, enorme interés, cuando ocurrieron los hechos, en aquella
turbulenta década treintañera desenvolviéndose entre 1936 a 1939,
en los lejanos y peligrosos escenarios de la guerra civil y después,
la guerra mundial y la España franquista hasta nuestros días y así
en el tiempo.
La guerra civil
se convirtió en noticia y presencia en la prensa diaria, las
revistas y los noticieros cinematográficos que publicaban numerosas
noticias sobre las batallas del Ebro, del Jarama, Belchite, Sierra
del Guadarrama y otras, desfilando en las crónicas los nombres de
viejas poblaciones donde se
combatía, municipios y pedanías como Salvadacañete, Ejulve,
Navalperal, Brihuega entre otras. Verlos y conocerlos desde lejos no
nos permite aquilatar en su gran
magnitud y grandeza lo que ese acontecimiento significó y lo
peligroso y catastrófico que fue, las palabras del narrador no
pueden transmitir al lector su verdadero tenor. Y allí fue a donde
desinteresadamente, libremente, por fidelidad a sus ideales políticos
progresistas y liberales se desplazaron y concurrieron aquellos
puertorriqueños. Es en esos campos de guerra donde dejaron su
impronta los brigadistas internacionales muchas veces frente a
fuerzas muy superiores y sanguinarias. A la búsqueda de una
reconstrucción historiográfica lo más fiel a los hechos y para
destacar la hombría de bien, valor y fidelidad a unas creencias
éticas y su amor por la libertad de nuestros compatriotas que allí
lucharon han dedicado sus inteligencias, sus conocimientos
culturales, su entrenamiento y destrezas en la ciencia histórica, su
entusiasmo y laboriosidad José Alejando Ortiz Carrión y Teresita
Torres Rivera. Este tema es para dedicarse toda la vida y auguro a
este libro Voluntarios
de la Libertad,
diversas ediciones aumentadas que nuevas fuentes permitirán ya que
como se ha indicado siguen apareciendo combatientes borincanos y
ampliándose la información de los ya historiados.
No olvidemos
el enorme impacto que tuvo en la vida social y política
puertorriqueña de aquella época, en San Juan y en diversos pueblos
como Cabo Rojo, patria chica de los heroicos hermanos Jorge, Pablo y
Víctor Carbonell; Yauco, del polifacético José Enamorado Cuesta;
Corozal, del escritor y militante Emilio R. Delgado; Guayama, del
heroico Carmelo Delgado Delgado; Bayamón, del humanitario José R.
Ramos Mimoso; de San Juan, del combatiente Rubén Gotay; La Habana,
del singular cubano-puertorriqueño Pablo de la Torriente Brau, para
mencionar algunos de los setenta y tantos voluntarios de la libertad.
Nueva York es capítulo aparte y bien tratado por los autores que son
cuidadosos en contextualizar los hechos que fluyen continuamente. Nos
ofrecen Ortiz Carrión y Torres Rivera el clima represivo y
persecutorio, de un colonialismo grosero, abusador e indigno en que
vivía Puerto Rico. Así mismo no olvidan que en San Juan se
removían, desde el comienzo de la guerra civil, los grupos fascistas
y derechistas que respaldaban al General Francisco Franco, tema bien
tratado por los autores, aunque, el lector curioso interesa más
detalles e información sobre el fascismo en nuestra sociedad y sus
aláteres.
Los autores
dedican parte de su obra a explicar la trama donde se desenvolvió la
guerra civil española en Puerto Rico, pues no se entiende sin estas
afirmaciones y sucesos. Son los nefastos años puertorriqueños de la
gobernación del General Blanton Winship y su camarilla integrada
por personajes nefastos como el Coronel Elisha F. Rigg, el Coronel
Enrique de Orbeta, el Juez federal James Cooper, el Fiscal federal
Aron. Cecyl Snyder. Es el momento donde las autoridades federales y
sus acólitos criollos emprenden las persecuciones gubernamentales,
judiciales y policíacas contra los nacionalistas, las actuaciones
del licenciado Pedro Albizu Campos y el Partido Nacionalista
Puertorriqueño, la mediocre y conservadora administración de la
coalición republicana-socialista, las infames masacres como la de
Río Piedras y la de Ponce y el injusto encarcelamiento de don Pedro,
de Juan Antonio Corretjer y otros nacionalistas en juicio
cuestionable en la Corte Federal. Ni como historiadores, sociólogos,
juristas o científicos políticos podemos comprender a cabalidad,
apreciar en toda su magnitud el horrendo y extendido clima de
represión, acecho, discriminación, inseguridad, ilegalidades y
persecuciones que por entonces sufrían los puertorriqueños Ese es
el caldo de cultivo donde actúan los Brigadistas puertorriqueños.
El
conocimiento y la comprensión de la guerra civil española requiere
discernimientos que abarcan el siglo XIX y XX español y entender
diversas áreas de la vida social y política donde se desenvuelve.
También conocer la historia europea, norteamericana, latinoamericana
y antillana, ya que afectó directamente a estas naciones. Y no sólo
investigar este importante y terrible acontecimiento bélico, que
constituyó la guerra civil en sí misma y específicamente las
Brigadas Internacionales, sino también sus prolegómenos y su largo
desenlace y finiquito. Saber que hoy, ahora mismo, aquellos ideales,
que entonces se debatían, están vivos y actuantes en España y
otros lugares como nuestra patria puertorriqueña, de diversas formas
claro está. Uno de los magnos temas, más bien elemento que se
disputa en estos destacados eventos es la libertad.
La Libertad nunca podrá ser descartada y desmerecida pues siempre
es bandera y divisa del ser humano, pues ya lo dijo don Quijote en
inolvidables y conocidas palabras:
La libertad,
Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron
los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la
tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se
puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es
el mayor mal que puede venir a los hombres…
Estas palabras
cervantinas sobre la libertad tienen en Puerto Rico significados
distintos a otros países, pues estamos sometidos colectivamente a la
subordinación y dominio de otro país, que nos conculca el ejercicio
de ese preciado bien---la libertad--- e impide el ejercicio y
desenvolvimiento del genio y las potencialidades de que son capaces
los puertorriqueños.
Sabemos el
mito o especie que los dominadores, sean quienes sean, y en nuestro
caso y realidad, las autoridades e instituciones federales de los
Estados Unidos con la ferviente ayuda sus acólitos criollos, los
nativos colonizados, que abundan, y que continuamente predican y
esparcen, de diferentes formas y medios, que el puertorriqueño es
timorato, vago, dejado, mantenido y carente de ideales. La vida
social y política puertorriqueña nos demuestra claramente que somos
un pueblo y nación que es todo lo contrario a lo antes señalado.
Las vidas y desempeños de numerosos puertorriqueños lo demuestran y
lo divulgan. Este libro de Ortiz Carrión y Torres Rivera,
Voluntarios
de la Libertad,
manifiesta claramente que nosotros somos como todos los pueblos de
nuestra estirpe latino-americana y que abundan, entre nuestro pueblo,
personas propensas a lo heroico y lo sacrificial, sustentando sus
ideales y dispuestos a defender con todos los medios, inclusive con
las armas en las manos nuestra libertad y nacionalidad.
Aquellos mas
de setenta brigadistas tienen precedentes, como son Antonio Valero de
Bernabé, Ramón Emeterio Betances, Eugenio María de Hostos, Segundo
Ruiz Belvis, Rosendo Matienzo Cintrón, y José de Diego. Un claro
ejemplo de los sucesores de los Voluntarios
de la Libertad
los tenemos en el grupo de borincanos dispuestos a luchar con las
armas en las manos por Cuba de los que destacamos a Pachin Marín,
Wenceslao Tomás Marín Shaw y el General Juan Ríus Rivera, en
mujeres como María Mercedes Barbudo, Mariana Bracetti, Lola
Rodríguez de Tió, Lolita Lebrón, Blanca Canales, Isabel Rosado,
Isabel Gutiérrez del Arroyo, Doris
Torresola,
Juanita
Ojeda, entre otras.
Los
Voluntarios
de la Libertad
ofrendaron vida, libertad personal, afectos y esfuerzos para combatir
en difíciles condiciones, por ideales en los que creyeron en su
patria y en la Península Ibérica, en medio de una criminal guerra
civil. En estos tiempos nuestros de relatividades, neo-colonialismo y
colaboracionismo numerosos puertorriqueños demuestran la firmeza de
sus ideales, su fibra moral y su amor por la libertad. Me permito
mencionar algunos de recientes luchadoras y luchadores, que ya no
están con nosotros, que son de la misma sustancia y de idénticos
ideales, me refiero a Pedro Albizu Campos, Juan Antonio Corretjer,
Blanca Canales, Gilberto Concepción de Gracia, Vicente Géigel
Polanco, Juan Mari Bras, Nilita Vientos Gastón, Margot Arce de
Vázquez, Luis Nieves Falcón, Lolita Lebrón, Filiberto Ojeda, para
recordar algunos, continuadores de los voluntarios de la libertad. No
podemos olvidar que ayer se celebró el aniversario número 65, de la
insurrección nacionalista del 30 de octubre de 1950, la revolución
del 1950, donde doña Blanca Canales proclamó en Jayuya la segunda
República, ocurrió el ataque armado al Palacio de Santa Catalina,
residencia del gobernador Luis Muñoz Marín y el ataque armado a la
Casa Blair, residencia del presidente Harry S. Truman, donde
participaron don Griselio Torresola que murió y don Oscar Collazo
que fue herido de gravedad. Los aviones de combate de la Guardia
Nacional bombardearon los pueblos del centro de la Isla. Y efectivos
militares de Estados Unidos, la policía y la Guardia Nacional
ocuparon esos municipios.
La República
Española se establece bajo difíciles condiciones políticas,
económicas e ideológicas. Son los últimos años de la decadente y
corrupta monarquía alfonsina cuando en 1931 se proclama la segunda
República Española, “la
bonita”,
como se le llamó. Sus entusiastas e ilusionados sostenedores
proclamaban que el régimen republicano venia dispuesto a reformar y
acabar con las imperantes agudas lacras sociales, la simulación
electorera, el rol político de los militares, los privilegios y los
abusos ancestrales de unas clases sociales y castas poderosas y
antidemocráticas dueñas y señoras de las tierras productivas donde
predominaba la pobreza y el desespero y en la política partidista
era común el encontronazo insoluble de ideologías extremas y
totalitarias como el fascismo. Predominaba también la intolerancia
rayana en el fanatismo, el analfabetismo rampante, y un clericalismo
supersticioso. Ese ambiente fue el caldo de cultivo donde se
desenvolvió la República. Las reformas y cambios que propuso la
República Española fueron determinantes en el ilegal y dictatorial
golpe de estado de varios generales en África y Navarra, entre
ellos Emilio Mola y Francisco Franco, para mencionar los principales.
El criminal alzamiento contra las legítimas y democráticas
autoridades de la República el 18, 19 y 20 de julio de 1936,
envueltas en diversos hechos, que no mencionaremos por carecer de
tiempo y oportunidad, comenzará una guerra civil, única por sus
tonalidades inhumanas, durísimos eventos, actuaciones de diversos
personajes y personeros, unos sublimes, otros heroicos y algunos
mediocres y execrables. Pronto el clima político y militar se
caracterizó por una crueldad inhumana que asombra cometiéndose
barbaridades sin fin. Las guerras fraticidas tienen un elemento de
odio familiar de que carecen las otras, las que se realizan por
intereses de enriquecimiento, como las petroleras de nuestros
tiempos.
A pesar
del interés que incita y la importancia que tiene la guerra civil
española, avalada, como antes he señalado, por una creciente y
amplia bibliografía, sobre el engarce de Puerto Rico y
puertorriqueños en la participación de esos acontecimientos, a
todos los niveles, no se había publicado un estudio o monografía
histórica. Se carecía, pues, de una monografía o libro que
tomando en cuenta nuestra contribución en todos los sentidos
relatase de forma científica, amplia, panorámica y detallada,
objetiva, e informativa de cómo afectó la guerra civil .la vida de
los puertorriqueños. Se conocía, repetimos, información
fragmentaria que jóvenes puertorriqueños tuvieron una participación
en la guerra civil española pero no se podía recurrir a narraciones
estructuradas que ofreciesen de forma comprensiva y detallada esos
sucesos.
Ahora, vienen
José Alejandro Ortiz Carrión y Teresita Torres Rivera y aportan una
obra única y ejemplar, que examina a la saciedad la temática antes
mencionada. El título es, en si, una propuesta: “Voluntarios
de la Libertad. Puertorriqueños en defensa de la República Española
1936-1939,
lo publica Ediciones Callejón que anima y dirige Elizardo Martínez,
este año de 2015. Es una contribución de primer orden, que por su
amplitud de miras, interesante disposición, profunda y detallada
investigación, adecuadas ilustraciones y bien pensada proyección
llena apropiadamente un vacío en la historia nacional que explica
muchas cosas. Hacía falta en la bibliografía puertorriqueña un
libro de estas características.
El
libro del doctor Luis Ferrao titulado: Puertorriqueños
en la Guerra Civil Española: Prensa y Testimonios 1936-1939,
publicado
por la
Editorial
de la Universidad de Puerto Rico en 2009, explora el tema en áreas
específicas como su titularidad afirma. Obsérvese que no es hasta
pasados mas de setenta y cinco años que comienzan a circular libros
sobre la participación de los puertorriqueños en la guerra civil.
española. Este libro de Ortiz Carrión y Torres Rivera ha permitido
también que la presencia puertorriqueña se haga sentir en los
continuos foros internacionales donde se discute y se reinterpreta
esta temática. Antes estábamos ausentes y le hace justicia a los
brigadistas.
Como nos
narran los autores, la sociedad puertorriqueña se dividió acremente
ante los hechos ocurridos en la Península Ibérica. La mayoría de
la colonia española, conservadora, derechista y solvente
económicamente, heredera de los antiguos “incondicionales” del
“tiempo de España” se decantó, sin dudas, con el sector
sublevado contra la republica. En el liderato franquista se destacó
Dionisio Trigo, presidente de la Cámara de Comercio Española quien
fue designado por el gobierno faccioso de Burgos su representante en
Puerto Rico, estableciendo una filial de la Falange Española
territorial en San Juan. Trigo quien controlaba navieras, y
participaba activamente en la banca y la radiodifusión, con estación
principal como era WKAQ, eventualmente lograra censurar los programas
que los leales a la República Española preparaban para
radiodifundir. Tenía así mismo Trigo relaciones de estrecha amistad
con la cúpula gubernamental represiva como el Gobernador Winship, el
Fiscal federal Snyder, el juez federal Cooper y el Coronel Orbeta,
todos implicados, como antes afirmé, en la brutal e inhumana
represión contra los miembros y simpatizantes del Partido
Nacionalista, que dirigía el licenciado Albizu Campos. Como narra
Ortiz Carrión y Torres Rivera el Gobernador Winship se convirtió
en agente oficioso del bando franquista realizando diversas
actividades para beneficio de estos y en detrimento de los
republicanos, entre estas el envío de armamentos para uso de los
facciosos sublevados.
Inmediatamente
que se inició la guerra civil se fundó la Asociación
Pro Frente Popular Español en Puerto Rico,
"uno de los constituyentes más activos de la asociación fue,
Antonio J. Colorado". Otros gestores y miembros fueron: Ramón
Lavandero, Tomás Blanco, José A. Buitrago, Juan Bosh, Eugenio Font
Suárez, Guillermo Atiles Moreau, José M. Toro Nazario, Bolívar
Pagán, entre otros. La Asociación publicó revistas, organizó
conferencias, patrocinó declaraciones y manifiestos, así como
Asambleas a favor de la causa republicana y produjo y animó
programas de radio. Al homenaje a la República Española, con motivo
del segundo año de la guerra civil, que se llevó a cabo en el
Teatro Tapia el 19 de julio de 1938 participaron los poetas Julia de
Burgos y Luis Palés Matos, así como numeroso público que desbordó
las gradas del teatro, se leyeron mensajes enviados por el Presidente
de la República don Manuel Azaña y por el jefe del gobierno el Dr.
Juan Negrín. Una reseña de Antonio J. Colorado publicada en el
diario El
Mundo
señalaba que gracias a la militancia de los defensores de la
República en Puerto Rico" pudimos cambiar notoriamente la
actitud de nuestro pueblo", y que se conociera por los
puertorriqueños que las fuerzas militares franquistas alzadas
criminalmente contra el orden republicano democrático y
constitucional constituían un régimen dictatorial, ilegal y
faccioso. Los franquistas y fascistas lograron que se suspendieran
unilateralmente los programas de radio por WKAQ callando y censurando
la voz y las opiniones del amplio sector republicano en la Isla. Así
mismo lograron que Colorado fuera trasladado al Consulado de la
República en La Habana, perdiéndose la muy activa colaboración de
este intelectual a favor de la República. Ortiz Carrión y Torres
Rivera narran cuidadosamente el clima imperante en Nueva York y la
comunidad puertorriqueña y de cómo esa ciudad sirvió como base
para numerosos voluntarios de diversas nacionalidades, pero
específicamente borincanos, viajaran para incorporarse a la defensa
armada de la República.
Distinguen los
autores los sucesos de los primeros momentos, cuando los militares
franquistas y las fuerzas marroquíes se acercan a Madrid para
tomarlo por asalto. En la ciudad universitaria se enfrentaron las
tropas veteranas franquistas y las milicias y tropas del Ejercito
Popular Regular de la República. Nos enteramos que: "Los
primeros puertorriqueños que se incorporaron como voluntarios de la
libertad y que vivieron el drama del frente de Madrid en los primeros
meses de la guerra fueron los siguientes: los exilados políticos
José Enamorado Cuesta, y Emilio R. Delgado, y los estudiantes de
Derecho Rubén Gotay Montalvo y Carmelo Delgado Delgado que se
incorporaron a las patrullas de milicianos y de guardias de asalto
que combatieron a los sublevados en los cuarteles militares y a los
emboscados…y el estudiante de medicina Jorge Carbonell Cuevas, que
prefirió incorporarse como miliciano a la columna del coronel Julio
Mangada…." También participaron en diversas tareas
militares-médicas los estudiantes de medicina residentes en Madrid
como Ricardo Cordero, Juan Avilés Pérez, y José Soto García y los
médicos Francisco Pérez Dueño, Pedro Hernández del Valle, y José
Ramos Mimoso. Otros, como el estudiante de filosofía Jorge Luis
Porras Cruz y el delegado nacionalista en Madrid Filiberto Vázquez
López trabajaron en la retaguardia como voluntarios de acción
cívica y cultural. Otro puertorriqueño, Jesús Martínez, que se
incorporó al combate activo fue el veterano de la Legión Extranjera
Francesa de Argelia que peleó en la zona de combate de Barcelona. En
octubre de 1936 llegó el cubano-puertorriqueño Pablo de la
Torriente Brau desde La Habana como corresponsal de guerra. Vuelvo a
repetir que el combate era duro, cruel y bárbaro, en palabras de
Ortiz Carrión y Torres Rivera: "Todos fueron testigos de esos
primeros meses de lucha fraticida desenfrenada."
Los autores
han adoptado la estrategia narrativa de examinar los hechos
históricos usando las biografías de los voluntarios de la libertad.
De esta forma, relatan la situación bélica, política y social de
ese momento y ese lugar geográfico, la batalla en que participaron,
sus desempeños, pero también sus datos biográficos. Cumple por lo
tanto el libro con las reglas rigurosas de la historiografía pero
también sacia el interés del lector interesado de conocer a estos
valientes puertorriqueños que arriesgaron vida, libertad, hacienda y
afectos para luchar por la causa de la libertad y de la democracia.
Pudieron no hacerlo, nadie los podía obligar, por su fuero de
extranjeros, estaban exentos de guerrear, sin embargo todos
entendieron que sus conciencias y sus acendradas creencias e ideales
les obligaban a combatir y lo hicieron con entusiasmo y valentía.
Ortiz Carrión y Torres Rivera ubican a cada voluntario en su
contexto, su desempeño y nos ofrecen detalles y minuciosa
información. Ciertamente es una virtud, para las familias de los
voluntarios y para, las generaciones por venir que hasta nos indican
a donde regresaron en Nueva York o en Puerto Rico, otra información
y su fechas vitales. Si un ignoto historiador no hubiera ofrecido los
domicilios de José Martí Pérez y Eugenio María de Hostos en Nueva
York y de Ramón Emeterio Betances en Tolosa y París, no podríamos
ubicarles, estarían en aquellas urbes, pero como se sabría donde
residieron con ello completamos parte importante de su biografía. De
esos domicilios y direcciones podrán sacar los historiadores y otros
valiosa información. Este libro cumple para nosotros este cometido.
Sabemos que no
todos los incisos o acápites o pequeños capítulos tendrán la
misma extensión, pues la documentación es variada y el desempeño
distinto. Una vida de combates en el Jarama o en el Ebro, que
sobrevive y sigue interviniendo en otras, que luego escribe libros y
es activo en política, tiene más contenidos que quien muere o se
desaparece de los frentes. Ciertamente el boceto de José
Enamorado
Cuesta es uno muy completo. Este fue
"miliciano,
y Cronista en el Frente de Madrid", quien fue nacionalista,
militar del ejercito estadounidense, (capitán de la U. S. Army
Reserve), luego devino en comunista, y autor de libros de Historia y
crítica política. Entre diferentes servicios fue nombrado por el
licenciado Albizu Campos comandante general de instrucción de los
Cadetes de la República y escribió la ordenanza de ese instituto.
Más adelante con Modesto Gotay don Pedro le encomendó la
administración del periódico El
Nacionalista de Puerto Rico.
Muchas otras tareas y labores por la independencia y por la
democracia tuvo a su cargo Enamorado Cuesta, y las mismas son
narradas por los autores. Otra muy completa es la de Emilio R.
Delgado, "miliciano y periodista en el Comisariado de Guerra y
Propaganda."
Desfilan las
participaciones de Antonio Pacheco Padró, los heroicos hermanos
Carbonell, que ofrecieron "un tributo de sangre por la
libertad". Así como otros participantes destacado. Entre ellos
figuró hasta un espía militar, el avezado oficial ponceño de la
marina de guerra de EE UU Vincent Usera Battastini de una vida
militar muy accidentada. Estuvo en China de misión militar y luego
pasó a la América Central combatiendo en Nicaragua contra la
guerrilla del general de hombres libres Augusto César Sandino. Usera
Battastini fue instructor militar del sangriento dictador Anastasio
Somoza. En las Brigadas Internacionales militó como oficial y
entrenador en la legendaria Brigada Lincoln. En el combate del río
Guadarrama, el Teniente Usera desapareció y no combatió.. Así
siempre lo hizo en todas las batallas, se concluye que fue a España
de observador e informante del ejercito de Estados Unidos. Los
autores ofrecen interesante información de este personaje.
La obra, muy difícil de resumir
por su riqueza factual e interpretativa, continua con los prisioneros
de los campos de concentración franquistas, represalidos por las
fuerzas franquistas, Consejos de Guerra, desaparecidos. Así como
exilados, repatriados, los puertorriqueños en campos de
concentración de Francia y África. Incluye tablas, listas,
cronologías, fuentes documentales, fotos, reproducciones de carnés,
fichas y otra información. Es una obra muy completa y novedosa. Para
facilitar su consulta se debe incluir en la segunda edición un
completo y detallado índice de nombres y sugiero que las notas estén
a pie de página y no al final de los capítulos.
Finalmente
permítaseme una nota personal.
La primera
persona que me habló del libro, Voluntarios
de la Libertad,
de Ortiz Carrión y Torres Rivera, fue el licenciado Rafael Anglada,
aquí mismo en el patio del Centro de Estudios Avanzados. Con gran
entusiasmo me dijo Rafi Anglada, quien es un estimado amigo y antiguo
discípulo de Derecho, que se publicó un libro sobre la Guerra Civil
y los puertorriqueños y me habló con emoción de la gesta del joven
Carmelo Delgado Delgado, estudiante de Derecho en Madrid y Miliciano.
Que en la obra se narra que Carmelo le pidió al oficial que dirigía
el pelotón de su fusilamiento que "no le vendaran los ojos y le
permitieran dirigir su propia ejecución." Relatan los autores
antes citados que:
"El
joven independentista puertorriqueño y defensor de la Ciudad
Universitaria en la batalla de Madrid, con el orgullo y
determinación que le caracterizaba siempre dijo a lo alto con voz
firme:
"Viva
Puerto Rico Libre", y dio la orden, Carguen, apunten y
disparen."
Como afirmó
el querido amigo y hermano de luchas de Carmelo Delgado Delgado, don
Juan Antonio Corretjer en un artículo titulado: "Del
hedonismo a la Victoria",
publicado en las páginas editoriales del diario El
Nuevo Día de
16 de octubre de 1975: afirma: "Carmelo Delgado prefiere morir
fusilado antes que implorar su vida al interventor yanqui de su
Patria."
Sólo me queda
decir, más bien gritar: "Honor y gloria" para los
puertorriqueños voluntarios de la libertad y como puertorriqueño y
sobrino de Carmelo Delgado Delgado, uno de los voluntarios, agradecer
a los autores está magna obra.
1
José Alejandro Ortiz Carrión con Teresita Torres, Voluntarios
de la libertad. Puertorriqueños en defensa de la República
Española 1936-1939,
San Juan, Ediciones Callejón. 2015. La presentación se llevo a
cabo en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe,
en el Viejoi San Juan el 31 de octubre de 2015, agradecemos la
cortesía y ayuda del Rector Arq. Miguel Rodríguez y el Decano de
Asuntos Académicos, Dr. Jaime Rodríguez Cancel.
2
Catedrático de Historia Constitucional de Puerto Rico, Historia del
Derecho y "Derecho y Literatura", Escuela de Derecho de la
Universidad de Puerto Rico. carmelodelgado@gmail.com
3
Las
Brigadas Internacionales: nuevas perspectivas en la Historias de la
Guerra Civil y el exilio,
Josep Sánchez Cervelló & Sebastián Agudo, coordinadores,
Tarragona,
Publicacions
Universitat Rovira i Virgili, 2015, p. 55.
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