Declaración de la Coordinadora de Solidaridad Diáspora Boricua (COSODIBO) ante el paso del huracán María por Puerto Rico.
Nuestro pueblo atraviesa por uno de sus peores momentos más amargos de su historia, después de la invasión armada de Estados Unidos a nuestra patria y el paso del huracán San Felipe en la década de los años 20 del pasado siglo, que ocasiono más de 300 muertes y pérdidas materiales estimadas en más de 50 millones de dólares.
En aquellos momentos, los puertorriqueños enfrentaron dichas desgracias con un gran sentido de estoicismo y fraternal solidaridad entre hermanos boricuas. Con grandes esfuerzos y sacrificios nuestra nación pudo levantarse y a sobreponerse a sus infortunios a pesar de sus desdichas; Así ha sido históricamente. Ante la adversidad, nuestro pueblo cierra filas como una sola nación por encima de las divisiones políticas partidistas y el exilio de su diáspora. Puerto Rico es una sola nación, aunque invadida.
Desde el primer momento de esta nueva emergente crisis humanitaria con el endeudamiento de una deuda impagable del gobierno colonial, la imposición federal de la llamada Junta de Control Fiscal para obligar al pueblo a pagar a los buitres de Wall Street lo que ellos no tomaron prestado ni usufructuado, y el azote del huracán Irma y posterior devastación del paso del huracán María el 20 de Septiembre pasado, Puerto Rico ha sucumbido en una verdadera crisis humanitaria de proporciones alarmantes. Ante dicha emergencia nacional nuestra diáspora, rebasando líneas político-partidistas, ha dicho presente, respaldada por el amor solidario de la diáspora de otros pueblos hermanos. Todos unidos, como un solo pueblo, marchamos en auxilio de nuestros hermanos en Puerto Rico.
Antes de 24 horas de este último infortunio, la diáspora boricua comenzó a movilizarse a través de todo el continente y en cuestión de horas se estaban enviando contenedores con productos de primera necesidad para el pueblo boricua. En cuestión de días llegaron a Puerto Rico miles de contenedores con comida, agua y otros productos de primera necesidad para nuestro pueblo. Nuestra diáspora se puede sentir satisfecha y orgullosa de haber respondido a la altura del momento con diligente prontitud.
De las autoridades oficiales, federales y estatales en Puerto Rico, no podemos decir lo mismo. En la isla, los políticos de oficioantepusieron sus intereses politiqueros, ante el reclamo desesperado de la población por agua y alimentos. Con argumentos burocráticos y leguleyos obstaculizaron la distribución de la ayuda enviada por la diáspora, mientras nuestro pueblo se desesperaba cada vez más, y las muertes aumentaban. La Primera dama del país desvió la mercancía según llegaba a un almacén, para luego ser distribuida al antojo de su partido en el poder. Mientras tanto, el pueblo sufría y se enardecían los ánimos.
Las autoridades federales, igualmente se encargaron de obstaculizar toda la ayuda internacional esgrimiendo el Acta Jones, que prohíbe atracar barcos de otros países en los puertos de Puerto Rico, y la ayuda no se pudo recibir. Finalmente, después de dos semanas, el Gobierno Federal opto por enviar a los destacamentos de los marines de la armada norteamericana para tomar control de la situación. Y, el presidente Donald Trump hizo un viaje de relaciones públicas a la isla, para al final terminar burlándose de los puertorriqueños adjudicándoles la responsabilidad de la crisis vivencial por ser estos uno vagos.Nuestro pueblo ha sido un pueblo noble y no se merece esa humillación.
Ante dicho escenario, la Coordinadora de Solidaridad Diáspora Boricua (COSODIBO) condena y rechaza las expresiones del Presidente de Estados Unidos Donald Trump, la tardía reacción de las autoridades federales en ir en socorro de su ciudadanía en Puerto Rico y exigimos, además, que se condone la deuda fiscal del país, que ahora, más que nunca, es impagable y se elimine el Acta Jones. (4 de octubre de 2017)
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