Deposición de Juan Antonio “Papo” Castillo, Coordinador General de COSODIBO ante el TRIBUNAL INTERNACIONAL SOBRE CRIMENES DE ESTADOS UNIDOS CONTRA PUERTO RICO, el sábado, 27 de octubre de 2018 en la ciudad de Nueva York.
Saludos compatriotas, amigos presentes, hermanos y hermanas de lucha, camaradas todos:
Antes de entrar de lleno en la materia que nos ocupa hoy aquí, quisiera felicitar a todos aquellos que de una manera u otra han hecho posible la materialización de este importante evento histórico, hoy sábado, 27 de octubre aquí en la ciudad de Nueva York, a tres días antes de conmemorarse el 68 aniversario de la insurrección nacionalista de 1950; ocasión que aprovechamos para rendir tributo a la memoria de don Oscar Collazo, Griselio Torresola, el Maestro Pedro Albizu Campos y demás héroes y mártires de la revolución nacionalista.
En segundo término, quiero expresar a nombre de la Coordinadora de Solidaridad Diáspora Boricua conocida por su acrónimo de COSODIBO, nuestro profundo agradecimiento por la oportunidad que se nos brinda para participar de este evento en favor de la lucha de liberación nacional de nuestra patria.
Hoy es un día muy especial en el calendario histórico de la diáspora boricua, de la Resistencia Popular Puertorriqueña, del movimiento libertador puertorriqueño en general, porque es un día de afirmación nacional en medio de las adversidades que enfrentamos como nación; un día de lucha vibrante, de resonancia de la voz libertaria que perdura a través del tiempo y espacio y que los imperialistas yanquis no han podido ahogar. Ese hecho, nada más, compañeros, hace de esta lucha sin cuartel, una triunfadora y meritoria de celebrarse, porque a pesar de los pesares y del peligro que nos acecha nuestra llama libertaria aun flamea brillante como una estrella en el firmamento.
Pero hermanos y hermanas, un escalofriante y tenebroso espectro político se cierne sobre el horizonte de la patria. El mismo amenaza con precipitarse sobre nuestro pueblo, como un vendaval apocalíptico, trayendo mayores sufrimientos y atropellos de los ya padecidos por nuestro pueblo bajo la dominación colonial. Puerto Rico, la colonia perfumada del Caribe, ya no resiste más el fraudulento estatus político con que se disfrazó la ignominiosa condición de explotación colonial, a que ha sido sometido nuestro pueblo trabajador, durante décadas, bajo la bota imperialista yanqui. El disfraz colonial ha colapsado ineludiblemente. Hoy Puerto Rico, es un país en ruinas, sostenido artificialmente por una economía exógena de corto y mediano plazo; Un país que carece de una política económica de desarrollo propio. Todos los aspectos de la estructura económica fundamental en el país están controlados desde afuera por corporaciones norteamericanas.
El gobierno imperialista de los Estados Unidos no ha escatimado, ni podido disimular, esfuerzo alguno para quebrar la voluntad del sueño libertario de nuestra nación; la que representamos los que luchamos, día a día contra viento y marea, por alcanzar el legítimo control soberano de nuestro patrimonio nacional. En su empeño por perpetuar el estado de subordinación colonial, los Estados Unidos de Norteamérica ha llevado a cabo todo tipo de ilegalidades y crímenes de lesa humanidad contra nuestra nación; empezando con la invasión armada de 1898; contra un pueblo indefenso, pacífico y trabajador.
A manera de ejemplo, queremos señalar ante este tribunal, algunos de los crímenes más recordados en nuestra memoria, a saber:
1. El bombardeo a la ciudad de San Juan, el 12 de mayo de 1898, por una flotilla de la marina yanqui al mando del Almirante William Thomas Simpson; mientras todo el pueblo dormía, ocasionando de inmediato 23 bajas civiles,
2. La usurpación de 40% del tesoro nacional respaldado en oro. Situación que provocara el resquebrajamiento de la estructura económica del país y de que muchas personas perdieran
sus negocios, sus tierras y hasta sus viviendas.
3. La ejecución de muchas propiedades inmuebles que pasaron a manos de los inversionistas de Wall Street al no poder pagar los deudores las altísimas tasas de intereses impuestas por los bancos sobre préstamos hipotecarios de emergencias,solicitados para restaurar negocios e infraestructuras de fincas después del huracán San Ciriaco. No olvidemos que el capital boricua había sido devaluado en un 40% por esos mismos intereses financieros (entiéndase Wall Street) que ahora imponían altísimas tasas de interés a sus deudores.
4. El régimen del gobierno colonial regido por Estados Unidos comenzó una persecución sistemática inmediata contra aquellos que mostraron rebeldía en contra de las políticas impositivas de explotación colonial. Persecuciones que fueron sistemáticamente radicalizándose hasta convertirse en baños de sangre, ejemplarizado en las masacres de Rio Piedras en 1935, la de Ponce en 1937, la de Utuado en 1950, la del cerro Maravilla en Villalba en 1978; así como otros asesinatos y extrañas desapariciones de patriotas puertorriqueños, como es el caso del ex-vicepresidente del Partido Nacionalista de Puerto, Julio Pinto Gandía, en donde trasluce las manos siniestras del imperialismo Yanqui, detrás de su desaparición.
5. La suplantación del sistema de educación escolar en lengua materna por uno en la lengua del invasor; para deformar nuestras raíces culturales con el deliberado propósito de formar mentes híbridas y dóciles a favor de los intereses yanquis: la mente del colonizado. Se ha promovido latransculturación, para destruir nuestra identidad que, si no fuera por lo resistente que han resultado ser nuestras raíces culturales, ya estaríamos hablando una jeringonza ajena a nuestro idioma vernáculo y pensando como idiotas automatizados.
6. Nos han inducido a una cultura consumista a través de las grandes empresas mediáticas de publicidad y propaganda. Y, Nos han impuesto un modelo de consumo donde consumimos lo que no producimos y producimos lo que no consumimos, hablando a grandes rasgos.
7. Se nos ha convertido en depositario de toda clase de empresa contaminante del ambiente vedadas en los propios estados de la unión norteamericana. A manera de ejemplo podemos señalar la Monsanto, subsidiaria de la Du-Pont en primer término y en segundo a la industria químico-farmacéutica, que lanzan sus aguas residuales contaminadas a los cuerpos hidrográficos del país, en perjuicio de la salud del pueblo en general.
8. La inoculación de virus en gente enfermas con fines experimentales sin el conocimiento y consentimiento de las personas afectadas. Quizás el caso más emblemático que vale señalar sea el caso del Dr. Cornelius Rhoads, en los años de 1930, quien inoculaba células cancerosas a sus pacientes en el Hospital Presbiteriano, en San Juan, Puerto Rico, bajo el auspicio de la fundación Rockefeller.
9. La experimentación con agentes químicos contaminantes de guerra en las montañas de nuestra Reserva Forestal del Yunque, como fue, a manera de ejemplo, el caso del agente naranja, defoliante usado luego en la guerra de Vietnam.
10. Contra nuestro pueblo se han practicado toda clase de programas de control poblacional que rayan en el genocidio, en violación a los más elementales derechos humanos.
11. La más reciente agresión criminal colonialista contra nuestro pueblo ha sido la imposición de la mal llamada Junta de Control Fiscal, la cual parece querer ser el verdugo final de nuestro pueblo como Nación, provocando la gentrificación de nuestra gente mediante el éxodo forzoso masivo; en tanto, millonarios extranjeros llegan a nuestro país a especular con el “Real State” de nuestro pueblo.
La máscara bajo la cual se disfrazó la desdeñable colonia, con el eufemismo de Estado Libre Asociado, no ha resistido el embate del tiempo, de una actividad criminal colonialista en toda su extensión. Hoy en día, el llamado Estado Libre Asociado no es otra cosa que una despreciable caricatura de un Estado colonial colapsado, sin perspectivas de revitalización alguna. Un esquelético Estado que lucha por no morir ante el empuje de las fuerzas de alumbramiento de un nuevo Puerto Rico que lucha por nacer.
Los vaticinios de los analistas serios no auguran una recuperación del país, sin la transformación radical de sus estructuras políticas, económicas y sociales. El presente modelo político (el ELA) lo podríamos llamar- tomando prestadas palabras del premio nobel de literatura, Don Gabriel García Márquez- como la crónica de una muerte anunciada.
No existen reformas políticas capaz de sacarnos del empantanamiento económico sin una transformación política de fondo radical. Pensar en dirección contraria o depositar esperanzas en que integrándose la diáspora a votar por un “presidente bueno” para que ayude a Puerto Rico, es no entender que la política de Estado la determinan los intereses de Estado y no la buena o mala fe de un presidente, es estar soñando
con pajaritos preñados.
Y, ya de eso, hemos tenido bastante. Es ello, precisamente, lo que ha permitido que los buscones, mercaderes administradores de la colonia, nos hayan conducido a la encerrona que nos tiene al borde del despeñadero social en que se encuentra nuestra patria. Son ellos, los responsables principales de la situación. No obstante, eso no nos libera de nuestra dosis de responsabilidad, pues nos hemos dejado manipular, votado por ellos y permitido que las cosas sucedan, mirando para el lado. Eso presupone, que seamos nosotros, el pueblo, los llamados a buscarle una solución final al problema.
Nuestro problema fundamental de fondo es uno estructural, de colonialismo, de la falta de poderes soberanos. Poderes, a los cuales solo podremos advenir mediante la conquista de nuestra independencia nacional. No existe soberanía verdadera, sin independencia política plena. Lo contrario, seria cuento de hadas.
Muchos hemos pecados de ingenuos y cogidos de tontos útiles en nuestra buena fe, algunos por inercia y otros por ignorancia acomodaticia, nos hemos dejado llevar por los demagogos del reformismo colonial e igualmente caído también de estúpidos. ¿Pero, hasta cuándo vamos a seguir dejándonos coger de idiotas? ¿Hasta cuándo nos vamos a dejar llevar por la línea blandengue del ‘ay bendito,’ que nos han inoculado en el pensamiento los colonialistas, para manipularnos dócilmente y bajarnos los pantalones y las faldas sin que haya indignación y resistencia frontal? Nuestro pueblo no puede seguir dormido en los laureles. Porque, cuando venga a ver, se lo habrá chupado la brujas y los demonios del capitalismo imperial.
Los países son tan fuertes o débiles como puedan ser sus hijos. La grandeza o pequeñez de los pueblos es proporcional a la conciencia y la voluntad de lucha de sus habitantes. Por ello, es muy importante la educación: la educación como base para la concientización. No tanto, la educación formal que proviene del régimen colonial, sino la que adquirimos a través de la gestión autodidacta, mediante lecturase investigaciones a través de la internet o lecturas accesorias de fuentes públicas o privadas. Tenemos que educarnos para ayudar a otros a salir de la burbuja incapacitante de la enajenación colonial.
Hay que avanzar una campaña masiva, agresiva, de educación popular revolucionaria. Hay que machacar una y otra vez sobre lo que ha sido nuestra historia colonial y desarrollar propuestas para transformar de raíz nuestros problemas, reconociendo que nuestro problema nacional fundamental es el colonialismo; del cual se derivan infinidad de otros problemas políticos, económicos y sociales que gravitan sobre nuestro pueblo, que agravan la crisis que padecemos y que amenaza la sobrevivencia misma de nuestra nación.
Hoy nos enfrentamos al dilema que Don Pedro Albizu Campos, llamó la suprema definición. El dilema esta sobre la mesa, no como un planteamiento retorico teórico más, sino como una realidad ineludible a resolver, más temprano que tarde: O yanquis o puertorriqueños. Tomemos el destino de nuestra patria en nuestras manos y evitemos que nos trague la miseria. El dilema nacional está claro, nuestro caso es uno de, “patria o muerte”. Muchas Gracias.
Sábado, 27 de octubre de 2018
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