domingo, 24 de junio de 2018

Descripciones de "El Antillano" Ramón Betances por algunos de los grandes del S. XIX

Ramón Emeterio Betances Alacán 
  
Descrito por Antenor Firmin  
(Uno de los más grandes intelectuales haitianos del siglo XIX) 


 De aire retador con la inalterable dulzura de su expresión, desbordaba de indignación ante cualquier acción baja o injusta, pero jamás se permitía una irrupción nerviosa ni una muestra exterior de ira. De toda su persona manaba un algo mágico e irresistible capaz de atraer a temperamentos refractarios a toda influencia magnética. Espíritu el más esclarecido de Justicia y Libertad, unido al más indomable propósito de adivinar la situación de los desheredado, palabra libre, opinión franca perneada por infinita caridad: tal era el eminente puertorriqueño. 

Betances descrito por el periodista y literato español Eusebio Blasco 


Hombre de hermoso aspecto, alto, vestido de negro con una corbata negra, cabeza artística como pocas, cabello blanco en abundancia y rizado, barba grande y blanca a una edad en que los que no han trabajado ni sufrido la tienen todavía negra, parecía un apóstol. La fisonomía dulcísimo; de ojos de tierno mirar. Hablaba en voz baja. Todo en él era evangélico 


Ramón Emeterio Betances Alacán 

Descrito por Luis Bonafoux Quintero, 
conceptuado como el mejor periodista 
del habla hispana de finales del siglo XIX 

Lo que más nos sorprendió al verle-ha dicho L’Amerique- fue la belleza de su fisonomía: una de las fisonomías más nobles de pensador y hombre de estado que sea dable ver. El perfil es más bien árabe que romano, lleno de energía y orgullo. La tez de un bello color atezado, tiene la apariencia del basalto. Una expresión de piedad generosa relampaguea en las pupilas serenas. La frente ancha y cuadrada indica la voluntad dentro de la inteligencia. Cabellos negros y encrespados orlean esa frente cual una venda de rizos, y una barba larga y plateada baja sobre el pecho y da esa fisonomía severa el aspecto de una cabeza patriarcal. Y de todo ello se desprende algo dulce y poderoso: la bondad dentro de la inteligencia, la ternura dentro de la fuerza. 
 Sí, esa es bien la cabeza de un hombre de Estado, de un escritor, de un sacerdote de la Ciencia. 


Betances visto por José Martí 



Betances es gloria de caridad y fundación, gloria de desinterés y de pureza, gloria de sentimiento y de juicio… 
…aquel cuya virtud llegó a la cumbre, donde el juicio se la asegura y la profecía truena, que a los que llegan después sólo es dado el difícil esfuerzo de imitarlo. 
 Pero más hermoso aún , en la serenidad de su abnegación, es el magnífico anciano, hijo de la riqueza y la cultura, llevado de su arte natural a la elegancia y calma de la vida, que la puso de lado, desde que vio que había que comprarlas, a puro disimulo, con la merma de su honor… prefirió siempre trabajar en la política que levanta el carácter y funda la felicidad durable, él que con la raíz en la historia y los ojos en el porvenir, no ve, necio y mezquino, la independencia de la patria en el desamor, o trato penoso de sus diversos elementos, sino la mezcla conveniente de la indulgencia y la energía, y en el trato franco de todos los elementos creadores y honrados del país. Hermoso es el hombre terco en la virtud racional, piadoso en el corazón ceñido de juicio… 
 De nuestro Dr. Betances, no nos olvidemos un punto, porque él es el corazón de sus país, con el que Cuba se hermana y abraza, y porque pocos son los hombre en quienes, como él, el pensamiento va acompañado de la acción, la superioridad del desinterés, y el mérito extraordinario de la mansa modestia (Patria, Nueva Cork, 4 de junio de 1892)  










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